Por: Luis Suárez (@Luije77)
El elemento sorpresa, sea cual sea, es la
manera de romper esquemas rígidos y estudiosos. Marcelo Bielsa relacionaba los
movimientos de sus equipos con la finalidad de desequilibrar al contrincante,
al punto de que no tuvieran una referencia a marcar. La Brasil de Tité se está
haciendo un nombre con el 4-1-4-1, sin excesivas variantes, pero sí poblando la
mitad del terreno. Venezuela, a pesar de haber tenido oportunidad de
contrarrestar las virtudes canarinhas, sucumbió ante la excelsa ejecución de
los procesos visitantes. Tanto que jugó a lo que le permitió Brasil:
Debilidades:
Inferioridad numérica: El gran punto de
inflexión que le permitió a Brasil ser mejor y contundente sobre Venezuela.
Tité planteó en triángulo que tuvo por base a Fernandinho (el mejor del campo),
Renato Augusto y Paulinho. Fue muy difícil para Rincón y Flores contener el
volumen de juego. Venezuela trató, por momentos, de formar una línea de tres en
defensa del mediocampo (Añor, Flores y Rincón), que se hizo siempre inferior a
lo planteado del otro lado, sobre todo cuando Phillipe Coutinho se insertaba en
la medular.
Confusión en el marcaje: La pasividad en la
marca generó tiempo para pensar y actuar a uno de los mejores equipos de
Sudamérica (si no el mejor), hoy por hoy. Rosales y Feltscher apostaron por
achicar cuando lo idóneo exclamaba mayor presión sobre el poseedor del balón.
En el mismo sentido de acciones, la colaboración de Añor y Peñaranda en la
marca fue determinante para la presencia de Renato Augusto y Filipe Luis sobre
el flanco de Roberto Rosales.
Carencia de regreso rápido: Venezuela, por
la diferencia física, no apostó al enfrentamiento 1 vs 1. La superioridad en cuanto a ritmo se
notó los 90, incluso en el mejor momento de Venezuela (aunque duró poco). La
estabilidad defensiva se perfilaba como la manera de retener el envión
amarillo, pero Venezuela careció de velocidad en el regreso, sobre todo en la
pareja Rincón-Flores. Cuando se logró tener orden, se notó un equipo corto,
pero encerrado y ahogado en 25 metros.
Inocencia al marcar las basculaciones:
Jugar con triángulos es un arte que Cruyff alabó hasta el final de sus días.
Venezuela nunca supo con marcar la interacción Renato Augusto – Filipe Luis y
Willian – Dani Alves. Cuando se les sumó un tercer hombre -casi siempre
Coutinho-, el desahogo de juego amarillo fluyó. La Brasil de Tité es una joya
en esta faceta de juego, algo que Venezuela aprendió y vivió en carne propia.
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