Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
“Los entrenadores, en general, se preocupan por el resultado del domingo y poco más. Yo quiero que una parte de ese resultado sea consecuencia de la estructura, de que hemos formado futbolistas, de que somos estables, y eso también pasa por los números…”
Mauricio Pochettino
Universidad Católica y Colo Colo protagonizaron un partido rico en lo
táctico y con mucho drama. Decir esto sobre un clásico del fútbol sudamericano
es un campanazo continental porque se optó por el juego en vez por ese
asistemático axioma “los clásicos no se juegan, se ganan”. Lastimosamente para
sus pregoneros, el fútbol es un juego y Caciques y Cruzados, jugaron un gran partido
de fútbol. Y no ganó ninguno.
Quien manejó las primeras acciones fue el visitante. El costado de Martín “Tín”
Rodríguez era el por donde se intentaba colar el balón hacia Paredes. Y Paredes
conseguía a Toselli con sus movimientos característicos. Si Pablo Guede le dijo a sus dirigidos que la clave del
partido era incomodar al argentino Diego Bounanotte en el centro del campo
para, a partir de un robo, armar la transición ofensiva, le cumplieron con
creces en la primera mitad del primer tiempo. Hasta esa instancia enseñaron las garras. Pero solo hicieron daño
al minuto 22, una jugada finalizada por el “Tín” que firmó un primer tiempo
sólido mostrándose como opción basal de pase tras las recuperaciones de adentro
hacia afuera.
En este fútbol moderno en el que nos
tocó vivir, el que domine el centro del campo suele controlar gran parte del
accionar de un partido. Los apoyos en la presión de los volantes colocolinos sobre ese carril central fue
regular y dejó huérfano de gestación a los Cruzados. El profesor Mario Salas
abogó por desplegar interiores y laterales para crear superioridades en los
costados y que aparezcan nuevas líneas de pase. Hasta Nicolás Castillo tuvo que
poner de su parte pivoteando un balón hacia los costados. En los pasillos exteriores
encontraron la forma de salir de la asfixia en la que el rival lo inducía.
El problema de los equipos que son
intensos en la presión durante grandes lapsos de tiempo es que el físico no
responde luego de tanta continuidad. (Piensen en el primer tiempo del Sevilla ante
el Barcelona y el bajón en el complemento). Los hombres de Guede, quizá
consumidos por el sol del mediodía y un ritmo de partido clásico, fueron
cediendo terreno. El gol, sin embargo, le costó sangre y fuego a los locales.
De tanto darle al cántaro, una falta indirecta igualó el marcador.
Fue tal la euforia colectiva luego
de haber conseguido la tan preciada gloria de vulnerar el arco de Garcés, que
en la jugada siguiente concedieron el segundo, fueron castigados por un sopor
defensivo en la marca. El pase de “Pajarito” Valdés a Octavio Rivera es el
típico trazo preciso que logran hacer los mediocentros cuando tienen espacio y
tiempo para pensar.
o
Del 1-3 al 2-2
La jugada del gol ensaya el
planteamiento de los albos hasta el final del partido: repliegue bajo,
recuperación, diagonal de Valdés a Rivera o Paredes para que sentencien de
contra. En uno de esos lances, Germán Lanaro sacrificó su humanidad en la
cancha para evitar el 1-3 ocasionando un penal en contra. Gary Medel, presente
en San Carlos de Apoquindo, sintió rencor por no haber sido él quien
persiguiese a Paredes en esa jugada, pero luego el remate de El Bendito fue demasiado cruzado y se fue del otro lado de la red.
Ser el mediocentro/mediapunta de un
4-3-3 requiere de un futbolista muy especial. Para el nivel de la liga chilena,
Diego Bounanotte parece calificado para tal labor. Si bien fue blanco de la
presión de su equipo, su posicionamiento debió cambiar de tónica para no dejar descompensado
a su equipo, al igual que su actitud para desmarcarse. Con movimientos rápidos
y verticales pudo ganar la espalda de sus marcadores y sumarse al tren
ofensivo. En una de sus incursiones hacia el área es derribado y de ahí salió
el penal del 2-2.
Si bien los dos goles de Universidad
Católica llegaron desde pelotas quietas, la falta que las antecedía tiene el
mérito de aproximarse lo suficiente como para poder convertir desde la
distancia. Como este es un deporte injusto y también el criterio arbitral
influencia el juego, hay varios imponderables casuísticos. El fútbol es así.
Foto: Agencia Uno
Foto: Agencia Uno
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