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Por: Carlos Beltran (@Beltrancarlos6)

Con un aroma de cierto Déjà vu en el aire, la Selección Colombia presentaba credenciales ante el onceno albiceleste que llegaba a este compromiso con respiración artificial, como si se tratase de una película al más estilo "hollywoodense" el guion volvió a ser el mismo en el que los antecedentes reflejaron que cada vez que los Gauchos están urgidos de resultados, la tricolor se les presenta como la puerta de salvación, y obviamente este partido no fue la excepción para reconfirmar una vez más está teoría. Si se retrocede un poco en el tiempo, el encuentro vs los cafeteros ha servido de bisagra; en las Eliminatorias rumbo a Brasil 2014, con Sabella al mando, llegaban con dos partidos sin ganar. Fueron a Barranquilla, ganaron y se prendieron en la tabla. Hace poco menos de un año, Martino llegaba con tres partidos sin sumar de a 3, acto seguido se toparon con el comodín perfecto para hacerlo. Lo de esta fecha eliminatoria fue un revulsivo para Messi & cía. Con todo a pedir de boca, tenían en frente al onceno “fetiche” para salir del bache, tal vez sin importar el funcionamiento, la premisa era ganar y vaya que Pekerman y sus dirigidos se lo facilitaron hasta más no poder.

A continuación y en entrando un poco en el contexto de lo que dejó el juego en sí, se enmarcan los siguientes puntos:

1.   A estas alturas de la eliminatoria no se puede jugar a inventar alineaciones desnaturalizando posiciones, como es el caso de Eder Álvarez Balanta, quien no está habituado al lateral izquierdo y eso se notó a leguas en el transcurso del partido. Su banda sirvió de autopista para que Messi hiciera de las suyas. Es incomprensible el hecho de tener a Farid Diaz y Frank Fabra convocados para esa posición. Fueron marginados, del primero se evidencia un “castigo” por el mal juego vs Chile y lo relega al banco; al segundo lo mandó a la tribuna.

2.   Santiago Arias sigue demostrando ser un jugador limitadísimo. Sus pocas proyecciones en ataque terminan en centros al área inertes, le da miedo desbordar y muy seguido le ganan la espalda. Del juego que antes caracterizó al combinado patrio por las bandas no queda nada en la actualidad, hasta en el bajo nivel de Camilo Zuñiga y Pablo Armero estos son mejores que los laterales convocados por Pekerman.
3.   Es válido que a Pekerman le tocó echar mano de lo que tenía para armar la pareja de centrales por la mala fortuna de la lesión de Yerry Mina y la sanción a Oscar Murillo, pero no hay que tapar el sol con un dedo. Por algo Jeison Murillo perdió la titularidad. Sus constantes errores lo han sentenciado a la banca, esta nublado. De otro lado esta Davinson Sanchez con un debut para el olvido, falto de “timing”, hecho un manojo de nervios. Crasos errores.

4.   Salir con línea de 3 en recuperación denotaba en un miedo desde el camerino para Pekerman y sus dirigidos; Wilmar Barrios, al que no se le discuten sus cualidades técnicas, aún sigue pecando en faltas infantiles e innecesarias. Lo mismo le ocurrió en los Olímpicos en la infracción cometida a Neymar, ahora fue sobre Messi. Desde tiempos inmemorables está escrito que no se pueden cometer esas infracciones, de ahí en más le pesó el contexto del partido teniendo un bajón significativo que lo convirtió en el primer sustituible para Pekerman. En el desarrollo del juego se evidenció que la pelota les llegaba y no sabían que hacer. Fue pelotazo entre defensa y medio, ellos están para cortar, raspar, destruir, pero no para gestar. 

5.   De la zona de creación es triste la realidad. James confirmando que la suplencia en su club no son por caprichos del DT, ya hace unos partidos no viene bien, mentalmente está “enlagunado”, intenta e intenta pero siempre choca con lo mismo, además se le nota que está adoptando las actitudes de su compañero Cristiano Ronaldo, manoteando, discutiendo, gesticulando por todo. Si no está bien, el que se supone es la mejor carta de la Selección, entonces no hay nada. Con Cuadrado tiene unas de cal y otras de arena, pero más son las de cal. Es un jugadorazo técnicamente hablando, eso no se le discute, pero las quiere terminar todas él. Siempre hace una de más cuando la jugada no lo pide. Su juego lo hace intrascendente para con el colectivo.

6.   Mucho se ha criticado a los delanteros de la Selección. A todos se les ha crucificado por la sequía frente al arco rival, pero el punto que no se había tenido en cuenta es que a ellos no les llegan pelotas limpias para definir. La Selección no tiene volumen de juego, no existe gestación y por ende no se crean opciones de gol. Pekerman, aunado al clamor general, convocó al goleador de Atlético Nacional Miguel Borja y suscitó el regreso de Radamel Falcao. Más que una convocatoria, fue un llamado de SOS que se convirtió en pesadilla. Se puede tener a muy buenos delanteros en nómina, pero si no los surtes de balones no va a pasar absolutamente nada.

7.   Con el ingreso de Macnelly se vieron unos 10-15 minutos en los que Colombia generó “algo”, pero ya luego sacó a Torres y tuvo que retrasar al “10” de Atlético Nacional en una posición que, como se indicó con Balanta, es desnaturalizada. Allí no funciona. Ya lo que siguió después fue más a la desesperada, Copete no es más que Luis Fernando Muriel -con el perdón de todos-. El cambio de Bacca por Falcao pasó tan desapercibido que Colombia ya se encontraba con la bandera blanca pidiendo la rendición.

Quedan algo más de cuatro meses para recomponer el camino. Son 18 los puntos en contienda. Muchos de los jugadores que hoy no tienen continuidad en sus clubes lo mejor es que se busquen nuevos horizontes por el bien particular y general. No hay que dejarse llevar por el “jolgorio” popular donde piden jugadores por doquier. El hincha colombiano promedio esta sesgado a que si X o Y futbolista está teniendo una buena racha ya es un opcional a la absoluta, pero cabe resaltar que hay jugadores de Selección y otros de club.

Sinceramente Argentina ganó con poco y nada. Messi frotó tres veces la varita y Ospina tuvo que ir a buscarla al fondo de la red. Colombia no ha sabido aprovechar que en poco tiempo se ha enfrentado al peor Brasil y la peor Argentina, siempre los ha revivido, ha servido de desfibrilador para ese letargo futbolístico en el que han caído. A día de hoy la Selección cayó en un coma inducido. El tanque de oxígeno se está acabando y el sueño de Rusia está en eso, un sueño.  


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