Agustín Vigo (@Agusvigo)
Luego de la
final perdida contra Chile en la Copa América Centenario de Estados Unidos,
Argentina cambió de entrenador debido a la renuncia de Gerardo Martino. El
nivel futbolístico era bueno, había una clara intención en el equipo y una
determinada idea propuesta por el DT. Sin embargo aquella propuesta desapareció
desde que asumió Edgardo Bauza, quien posee una concepción diferente para el
juego de sus equipos. Propone un fútbol más especulativo, priorizando el arco
propio para luego aprovechar los espacios para atacar.
La idea de Bauza
funcionó en algunos de los equipos que dirigió pero en Argentina se encontró
con derrotas y mal funcionamiento colectivo e individual, dependiendo
absolutamente de Lionel Messi. En sus ocho partidos que dirigió utilizó un
total de 25 jugadores, lo cual evidencia la ausencia de un equipo de base y la
poca claridad para definir un estilo de juego para afrontar las Eliminatorias.
Tras la victoria
contra Chile, las críticas por el mal funcionamiento del equipo fueron
negativas y el cambio de esquema no se hizo esperar: contra Bolivia planteó un
equipo más equilibrado y con jugadores de distintas características. El 4-4-2
reemplazó al 4-3-3, Pérez y Di María por las bandas y Pizarro y Banega en el
centro, similar a lo presentado contra Brasil en el 0-3 y cercano a la
propuesta que más cómoda le sienta a Bauza.
Argentina salió
al partido con una actitud especuladora, sin búsqueda de posesión ni dominio
territorial, cerró sus líneas y atacó de contragolpe con Di María, Correa y
Pratto. La altura de Bolivia fue un factor que el cuerpo técnico tomó en cuenta
y propuso esperar al rival en propio campo para evitar el desgaste y ahogo de
los jugadores. Sin embargo, la defensa cometió algunos errores y la poca
coordinación con el mediocampo provocaron que Bolivia consiga la superioridad
en el juego y el marcador.
Durante el
segundo tiempo Bauza realizó cambios, el más significativo fue el ingreso de
Acuña por Pérez, con lo cual Di María pasó a jugar por la derecha. Ambos
laterales tuvieron buenas actuaciones, la Selección generó algunas
oportunidades pero no pudo aprovechar para convertir. Pratto recibió más cerca
del área (lugar en el que mejor juega) y también estuvo cerca del gol,
demostrando que cuando Bolivia debió defender era inferior al nivel que mostró
en ataque.
La derrota dejó
en evidencia que a pesar de los cambios de jugadores y esquema táctico, el
principal inconveniente es la ausencia de un patrón de juego. Cuando Argentina
se propuso defender, lo hizo de mala manera y cuando buscó el arco rival fue a
través de arrebatos individuales, sin creación de juego. Sumado a todos estos
problemas, no se consiguieron resultados y sin resultados ni buen juego, se
torna difícil encontrar aspectos positivos para salir de la mala situación.
Restan cuatro
partidos entre agosto y octubre, allí se definirá el pase o no al Mundial de
Rusia. Argentina deberá encontrar una identidad y estilo futbolístico, confiar
en ello y desarrollarlo lo mejor posible dentro de la cancha.
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