Sabrina Uccello (@Sabrina_Uccello)
en MondoFutbol
En 1989 la historia
mundial del fútbol ya había recogido un número suficiente de trofeos, hinchas y
récords que satisfacieron a sus seguidores. Sin embargo, todavía tenía mucho
para ofrecer. Por lo menos en Ecuador. Mientras que el Barcelona en ese año
levantaba al cielo su tercera Recopa de Europa contra la Sampdoria, y el Milan
triplicaba el número de Copas de Europa presentes en su palmarés, en la pequeña
ciudad de Manta nacía Delfín.
Podía haber sido fácilmente
una historia sin pena y sin gloria, si no fuera por sus ganas de estar en el
mundo de los “grandes” desde el primer día. Si bien no podía competir con los equipos
top del país, en el ’90 Delfín se encontraba en la Serie A recogiendo simpatías
y, cuando la presidencia fue asumida por Johnny Loor, comenzó el mito del
Estadio Jocay. La casa pequeña pero acogedora de Delfin se convirtió en una
verdadera fortaleza inexpugnable: bajo los golpes de los goles auriazules
cayeron Deportivo Quito, Barcelona SC, Emelec y otros colosos
más. De una ciudad de provincia Manta se convirtió en un destino de turismo
deportivo, pero el temor de que la historia se evaporara junto con el polvo del
campo se convirtió en realidad en 2010.
Delfín se encontraba endeudado
y sin nadie dispuesto a asumir la responsabilidad: el presidente Sinibaldo
Cabarcas se fue después de dos meses desde que asumió el cargo y con él la
mayoría de los jugadores. Honorio Cevallos, que fue capitán de Delfín, actuó
coherentemente a su rol: se hizo cargo de las deudas, que pagó con sus propios
ahorros hasta borrarlos, y poco a poco el equipo fue reconstruido. El sueño,
sin embargo, empezó a desaparecer otra vez cuando el nuevo presidente fue
asesinado en 2011 en circunstancias no aclaradas mientras se encontraba en un
restaurante local.
Los cuatro años siguientes
fueron un viaje al infierno para el cetáceo, que corrió realmente el riesgo de
caer en el olvido. Si no fuese que el destino de fénix vigilaba su su historia:
el ingeniero Zambrano llegó al club y comenzó la época de renacimiento, que
sigue hoy en día bajo José Delgado. En 2015, el Delfín regresó a competir en la
Serie A. Pasaron dos años y no había sombras en el horizonte, excepto de una
gran mancha donde se encuentra el corazón de los hinchas. El 16 de abril de
2016, la tierra tembló con impunidad en Manabí: el sismógrafo registró un
terremoto de 7,8 grados. Una catástrofe. El Estadio Jocay y Delfín sufrieron un
golpe. Hubo algunos, como el paraguayo Rodrigo Canosa, que decidieron abandonar
el club y trasladarse a un lugar “más seguro “.
La valentía de los que se quedaron y de los que decidieron de confiar, sin embargo, les ha dado la razón.
Actualmente, Delfín se
encuentra peleando en los primeros lugares de la tabla de la Primera Etapa del
campeonato ecuatoriano, con algunas fechas por jugarse. Nadie sabe que es lo
que va a pasar, pero los números acercan el club al objetivo más grande: el
Delfín no ha sido derrotado este año, ha hecho 21 goles en 15 partidos y ha
sufrido siete, consagrando su defensa como la mejor de todos. Roberto Ordóñes,
delantero de 32 años y uno de los jugadores claves del equipo de Guillermo
Sanguinetti, relató esta maravillosa temporada, hablando del sueño de ganar la
liga, que podría llegar a ser mucho más de un espejismo romántico.
Delfin
se encuentra puntero con la posibilidad real de ser campeón. ¿Cuáles son las
sensaciones del equipo?
Es muy importante lo que
nos está pasando. Siempre lo digo, y lo recalco, que la bendición de Dios ha
hecho que estemos donde estamos. Es importante seguir así, seguir invictos y
punteros. Lo que es fundamental es que todos los jugadores, los muchachos, estemos
conscientes de que cada vez que tenemos un rival al frente estamos jugando una
final. Así hemos vivido todos los partidos. Ahora faltan siete fechas y para
nosotros son importantes porque podemos llegar a realizar el sueño de jugar la
final del campeonato. En su historia este equipo ha tenido sus éxitos pero
nunca se había encontrado en esta posición. Ahora es único.
Por
fin se podría conseguir una alegría también para la gente de Manabí. ¿Cómo lo
viven?
Tuvimos una tragedia aquí
en el país, tuvimos un terremoto. Ahora le estamos dando a la gente otra
pasión, otro amor. Estamos orientando mucho a la gente para que apoye al
Delfin, nos están dando mucho después de todo lo que perdieron y de las vidas
mismas que se perdieron. Estamos hechos un solo puño. Hay que seguir mejorando
y trabajando. Debemos seguir aprovechando de este momento, debemos enfrentar a
rivales directos como Independiente y Barcelona, tenemos siete finales. Estamos
peleando en varios por la victoria final. Esta última semana va a ser muy
importante para nosotros, va a ser una final total, porque el partido que
tenemos va a influir mucho. Habrán partidos muy difíciles, no podemos “dar
papaya”, no podemos dar ventajas, debemos estar sumando todo el tiempo.
El
proyecto del club parece aspirar a construir un futuro glorioso. ¿Qué te
parece?
El presidente es de acá,
él también sufrió mucho junto a la gente por lo que pasó debido al terremoto.
Sabemos que es una persona muy responsable, un caballero. Todos acá estamos en
lo mismo. Hay mucha mejoría, pero la gente aún está llorando los familiares perdidos
y lo importante es que les estemos dando alegría. Debemos apuntar a lo más
alto, nadie daría nada por nosotros y miren el salto que estamos haciendo. Hay
que aprovecharlo al máximo con profesionalismo y seriedad, que las cosas se
darán por añadidura.
¿En
el vestuario como la están viviendo la posibilidad de convertirse en campeones
a fin de temporada?
Nadie esperaba de estar
donde estamos, en sí es grandioso. El sueño es este pero hay que ser
conscientes de que aún falta mucho. Si terminara ahora, seríamos campeones. Hay
que seguir paso a paso. No prometo títulos ni nada, lo que prometo es apuntar a
ganarle a todos los rivales que tenemos al frente y seguir sumando puntos. Hay
que entregarnos aún en el campo. Esperemos que el Señor nos siga abriendo
puertas y seguir con humildad y tranquilidad, y como una familia, la que somos.
Sabemos que las cosas se van a venir mediante Dios. Él está bendiciendo este
equipo y esta ciudad. Nosotros somos obreros y estamos al frente por él.
Nuestro anhelo es este pero el camino es aún largo. Tenemos siete finales antes
de culminar esta etapa. Queremos ser finalistas del torneo, si se da sería un
salto enorme. Tenemos este sueño y esperamos que se dé. Sería muy bueno darle
esta alegría a la gente acá de Manabí. Aún falta mucho por esto y hay que
seguir trabajando para lograr puntos.
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