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Diego Sancho (@SanchoDiegoo)


Es curioso que muchos se dejen guiar por sus números. Y es lo normal, al periodismo común le cuesta analizar el juego porque no lo entiende, prefiere refugiar su razonamiento en el terreno seguro de los números. Si investigasen se darían cuenta de que se trata de uno de los mentores tácticos más importantes de la presente época. Estamos hablando de Juan Manuel Lillo.

Cuando Josep Guardiola emigró al fútbol mexicano lo hizo al Dorados de Sinoloa. Allí lo conoció y se formó una amistad entrañable. Pep también descubrió al argentino Ricardo Lavolpe, quien le enseñó un principio de juego en la salida con el que hasta hoy comulga. El converso al cruyffismo expandió sus conocimientos notablemente en Norteamérica. A partir de su concepción, el deporte cambió en varios paradigmas. El fútbol de hace diez años permitía perfiles de jugadores que hoy ya no tienen cabida

Lillo también trabajó con la selección de Chile, específicamente durante la gestión de Jorge Sampaoli (y a la postre, en Sevilla). En ella labraron una participación competitiva en el Mundial de Brasil 2014 y el título de la Copa América 2015. Esa selección era un "milagro chileno"; cimentada la base bajo Marcelo Bielsa, retocada por Claudio Borghi y lista para someterse al juego de posición, del cuales principios aun practica el equipo de Juan Antonio Pizzi.

Comprender el juego de posición no es comprender una serie de principios básicos del juego y ciertos conceptos que van de la mano a la idea. Es un cúmulo pensamientos producto de experiencias y análisis. Existen también los sub-principios, pero estos responden a la zona del campo en los que se pueden hacer ciertos movimientos, de qué manera y hasta detalles físicos. Pero la idea madre, en su concepción tiene a Lillo como uno de los autores intelectuales.

Estos periodistas que ven fútbol con el mismo interés que una vaca, que solo afinan la mirada para detectar gestos técnicos decorosos o conflictos internos, no se van a sentar a instruirse. Por eso quizá el juego del Atlético Nacional del técnico español pase desapercibido. Hay quizá unos voluntarioso que hable del "tiki-taka" (expresión execrada por Guardiola) o de excesiva cantidad de pases. El principio de conservar el balón no es acapararlo como un canguro a su cría, simplemente que es más seguro dominar al rival con la pelota que sin ella.



Por eso quizá la demora en la descarga de un pase. Es importante no confundir juego de posición con el de posesión. trabajar la posición de posibles receptores para que quien lo conduzca siempre tenga líneas de pase abiertas. Quien tenga esta condición a espaldas de una de las líneas defensivas rivales se le llama hombre libre. Si para conseguirlo hace falta hacer quince pases, se hacen. Lo importante es desbordar. Al principio, los equipos se mareaban con este vaivén del esférico. Ahora hay modelos de presión más sofisticados.

La condición de ser acólito de una idea no le hace, sin embargo, su mejor ejecutor. Para ello necesita jugadores que sepan llevar a cabo los conceptos de su idea. Lo que sí se puede ver es que cuenta con el aval de una gerencia deportiva que enfatiza en usar técnicos con currículo. 

Que el campeón más contundente de los últimos años de la Libertadores piense en un hombre como Lillo para comandar su banquillo habla bien de las intenciones del club. Los resultados, acorde a la jerarquía del mismo, se verán después. Veremos si por fin el hispano puede hacer historia sin ser ayudante.



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