El futuro no lo conocemos y planificarlo es difícil,
porque todo lo pensado puede cambiar. Pero el ser humano siempre busca jugar
con su imaginación, con la intención de tener una idea de cómo puede ser el porvenir.
Así sucede en el mundo del fútbol con regularidad, sobre todo en los torneos
juveniles. Aunque ocurre algo. También se nos olvida que esos jóvenes
futbolistas son personas, que hoy puede ser la próxima estrella y mañana una
promesa perdida. Todo va a depender de la construcción y evolución del jugador.
El destino se escribe con el paso de los días. Sin embargo, toca vivir la
actualidad. Y disfrutar de aquellos jugadores novatos que tienen condiciones
para brillar por muchos años, como puede ser el caso de Victor Bobsin.
Bobsin es un mediocentro (“5”) con un muy buen sentido
para posicionarse en el campo y para hacer jugar. Su técnica le permite darle
fútbol a sus compañeros. Sabe cómo mezclar la creatividad y el dinamismo, así
lo demuestra en la sub-17 con Brasil.
Hoy en día, es una mezcla de director de orquesta,
organizador y “parabrisas”. Es decir, puede mover el balón de banda a banda,
con la intención de organizar; pero que no solo suma pases, sino que también
toma decisiones de manera constante para colocar con ventaja a sus compañeros,
juntar a su equipo y ser el vínculo en todas las fases.
Pero la tendencia que se observa más en Bobsin es la de
un futbolista que organiza a su equipo; ya que, aunque su colocación es
impecable, su toma de decisiones todavía deja dudas, porque no logra demostrar
ser un jugador arriesgado. Y esto se debe quizás a la falta de ritmo de su juego,
debido a que es algo lento. Bajo presión puede sufrir, sobre todo si su
intención es jugar en largo (cambio de orientación), porque tarda en coordinarse
para perfilar su cuerpo y pasar; sin embargo, para salir del acoso rival destaca al
cambiar de ritmo en conducción.
Además, su correcta ubicación en el campo le permite
anticipar e interceptar balones de manera firme. El concepto de recuperar lo
tiene estudiado a la perfección, porque sabe que no solo se basa en robar, sino
quitar para hacer jugar en zonas de ventaja a su equipo. En el cuerpo a cuerpo,
incomoda al rival.
Pertenece a una nueva generación de mediocentros en
Brasil. Un “5” distinto a lo que se ha observado en los últimos años. No solo
roba, sino que hace jugar mejor a los demás, que no pierde la posición y posee
claridad con el balón. Y que entiende cómo recuperar el esférico. Es joven. Le
falta crecer y evolucionar; pero lo que demuestra hoy en día es de un
futbolista que tiene el talento para ser el próximo director de orquesta de la
selección brasileña de fútbol. Aunque la cuestión está en escribir el futuro
con el paso de los días.
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