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Hovannes Marsuian (@HMarsuian_)

El futuro no lo conocemos y planificarlo es difícil, porque todo lo pensado puede cambiar. Pero el ser humano siempre busca jugar con su imaginación, con la intención de tener una idea de cómo puede ser el porvenir. Así sucede en el mundo del fútbol con regularidad, sobre todo en los torneos juveniles. Aunque ocurre algo. También se nos olvida que esos jóvenes futbolistas son personas, que hoy puede ser la próxima estrella y mañana una promesa perdida. Todo va a depender de la construcción y evolución del jugador. El destino se escribe con el paso de los días. Sin embargo, toca vivir la actualidad. Y disfrutar de aquellos jugadores novatos que tienen condiciones para brillar por muchos años, como puede ser el caso de Victor Bobsin.

Bobsin es un mediocentro (“5”) con un muy buen sentido para posicionarse en el campo y para hacer jugar. Su técnica le permite darle fútbol a sus compañeros. Sabe cómo mezclar la creatividad y el dinamismo, así lo demuestra en la sub-17 con Brasil.

Hoy en día, es una mezcla de director de orquesta, organizador y “parabrisas”. Es decir, puede mover el balón de banda a banda, con la intención de organizar; pero que no solo suma pases, sino que también toma decisiones de manera constante para colocar con ventaja a sus compañeros, juntar a su equipo y ser el vínculo en todas las fases.

Pero la tendencia que se observa más en Bobsin es la de un futbolista que organiza a su equipo; ya que, aunque su colocación es impecable, su toma de decisiones todavía deja dudas, porque no logra demostrar ser un jugador arriesgado. Y esto se debe quizás a la falta de ritmo de su juego, debido a que es algo lento. Bajo presión puede sufrir, sobre todo si su intención es jugar en largo (cambio de orientación), porque tarda en coordinarse para perfilar su cuerpo y pasar; sin embargo, para salir del acoso rival destaca al cambiar de ritmo en conducción.

Además, su correcta ubicación en el campo le permite anticipar e interceptar balones de manera firme. El concepto de recuperar lo tiene estudiado a la perfección, porque sabe que no solo se basa en robar, sino quitar para hacer jugar en zonas de ventaja a su equipo. En el cuerpo a cuerpo, incomoda al rival.

Pertenece a una nueva generación de mediocentros en Brasil. Un “5” distinto a lo que se ha observado en los últimos años. No solo roba, sino que hace jugar mejor a los demás, que no pierde la posición y posee claridad con el balón. Y que entiende cómo recuperar el esférico. Es joven. Le falta crecer y evolucionar; pero lo que demuestra hoy en día es de un futbolista que tiene el talento para ser el próximo director de orquesta de la selección brasileña de fútbol. Aunque la cuestión está en escribir el futuro con el paso de los días.


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