Adolfo Ríos (@adolfoarios)
En tiempos donde el fútbol ha
evolucionado enormemente en todos los aspectos, donde los equipos cuidan todos
los detalles: desde lo táctico y técnico hasta lo emocional, pasando por lo
físico y nutricional, donde los rivales se analizar minuciosamente para evitar
sorpresas en un confrontamiento, ganan cada vez más preponderancia las jugadas
de pelota parada. Aquellas que pueden definir o marcar el curso de un partido
parejo e igualado, tanto a favor como en contra. Si en jugadas de movimiento se
buscan siempre méritos o culpas entre los jugadores protagonistas, en las
jugadas de pizarra es donde los entrenadores asumen la máxima responsabilidad.
Merece un análisis los tipos de marcajes que utilizan los entrenadores ante una
jugada a balón quieto en contra, confrontando las bondades y desventajas que
otorgan cada uno de ellos.
Marcación individual
En este sistema defensivo, se otorga
la responsabilidad a cada jugador de la marca de un jugador rival específico
que vaya al cabeceo, independientemente a que este vaya al primer o segundo
palo, a que tenga una ocupación posicional o busque ganar en la carrera.
Marcación zona
Para ello, el entrenador define
zonas específicas que debe resguardar cada jugador, independientemente a como
se posicione el equipo rival en la jugada. Algunas zonas determinadas, pueden
ser por ejemplo, el primer y el segundo palo, el vértice del área, la línea del
área chica o la medialuna del área.
En la Gráfica 1, podemos ver un
ejemplo de defensa ante un tiro de esquina donde las posiciones defendidas son
ambos palos, el vértice del área y la línea del área chica en dirección de los
postes y también en dirección al medio.
Gráfica 1. Defensa zonal ante un tiro de esquina en
contra.
Gráfica
2. Defensa zonal ante un tiro libre de costado en contra.
¿Cuál es el sistema más adecuado? ¿Existen otras
alternativas?
La ventaja que nos otorga el sistema
de marcación individual es evidente: cada jugador nuestro al que se asigna una
marca, es responsable de la misma, no deben existir excusas ni desatenciones.
El posible inconveniente con este sistema es que el rival vaya rotando sus
hombres de cabeceo: el tiempo que le tome a los defensores identificar a su
marca puede ser letal si el rival inicia rápidamente la jugada.
La defensa en zona otorga un esquema
posicional seguro y previene desatenciones, pero concede un margen de ventaja
al rival en el confrontamiento físico. Un jugador que viene en carrera, podrá
tener mayor impulso y fuerza en el salto que un defensor que está esperando
parado al balón. Está demás decir que además quitar el peso de la
responsabilidad de un marcaje a los defensores puede terminar siendo
contraproducente.
Generalmente en algunas situaciones
de tiro libre, los entrenadores prefieren la marcación zonal, para evitar que
los cabeceadores rivales puedan acercarse mucho al portero. Esto se puede
lograr estableciendo zonas en forma lineal (como se observa en la Gráfica 2),
de tal manera que si el rival la sobrepasa antes del lanzamiento, entrará en
posición de fuera de juego.
En los tiros de esquina, como el
balón está sobre la línea final, no se puede contar con el fuera de juego, por
lo que el sistema preferido suele ser el individual. Se utiliza mucho además un
sistema mixto, donde por ejemplo, además de los marcajes individuales asignados,
se colocan jugadores en un par de zonas determinadas como por ejemplo el
vértice o el primer palo.
Otros detalles a considerar
Es siempre importante considerar si
el portero acostumbra a salir a buscar balones en el área chica, en cuyo caso
se busca evitar en lo posible la aglomeración de jugadores en dicha zona, o si
se siente más cómodo quedándose bajo los 3 palos.
Además, determinar cuántos hombres
quedarán buscando un posible rebote, y cuántos jugadores quedarán arriba para
encabezar un contragolpe. En ocasiones, dejar más hombres arriba, colabora
defensivamente puesto que se obliga al equipo rival a enviar a un jugador menos
a nuestra área, que se quedará por nuestro hombre extra dedicado a generar el
contragolpe.
En tiros libres desde ciertas
posiciones, es preferible que los 11 hombres bajen a defender, fortaleciendo
dicho sistema, y en miras a un eventual contragolpe, se podrá elaborar mejor la
jugada gracias a que la cercanía de varios jugadores permitirá una asociación
más ágil.
En conclusión, muchos detalles
considerables a decisión y análisis, en función a las características de los
jugadores propios y de los rivales. La preponderancia de estas jugadas en la
definición de los partidos, justifican la obsesión de los entrenadores y asistentes
en su preparación.
Publicar un comentario