Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
El gramado del Hernando Siles de La Paz, ciudad que se erige en las alturas de Sudamérica, encontró a dos selecciones en proceso de transición para ir confeccionando nuevas piezas de cara a un nuevo ciclo en sus direcciones técnicas. “Es imposible” descargó Lionel Messi luego de que Argentina cayese 6-1 en la acrópolis del continente sobre la exigencia que demanda hacer fútbol en el altiplano.
Sanvicente planteó un 4-3-3 en la ofensiva que iba mutando a
un 4-4-2 preferiblemente con un Mario Rondón que bajaba al costado diestro
dejando como puntas a Josef Martínez y a Juan Arango (más adelante explicamos
porqué la "zurda de oro jugó" como ariete)
Con este accionar la localía se apoderó de la tenencia desde
los primeros instantes continuos al pitazo inicial. Los verdes rompían la
endeble marca en triángulo por los carriles, frecuentemente con Leonel Morales
que fue un dolor de cabeza cuando se escapaba por su banda. La intención era
madrugar con intensidad ofensiva, usual guión de los conjuntos paceños en los
partidos internacionales jugados en la capital del país. Estos peligrosos
desbordes laterales tenían como receptor favorito a Carlos Saucedo,
indefinidamente talentoso delantero andino.
Venezuela soportaba estoica y sin reacción durante los minutos
iniciales. Los embates que recibía obligaban a atrasar líneas, encerrando en
cancha propia. El momento más crítico fue cuando cinco camisetas vinotinto rodeaban
en un diámetro de menos de diez metros asolo un volante verdolaga que además pudo colgar
al punto penal un centro a la cabeza de Saucedo. La historia repite siempre a
un equipo dominante en las alturas ser muy tenaz en los primeros minutos para
obligar al desgaste de físico del oponente una vez que va por debajo en el
marcador desde el arranque. Esto no sucedió.
Más acoplada, la visita buscó restar presión en el fondo con
penetraciones desde el mediocampo comandadas por un Arango adelantado para aguantar posesión y esperar carreras de los extremos, cumpliendo labores de
enganche. El camino al área era más largo por el factor de la altura, por eso
las proyecciones de Rondón y Martínez eran incisivas, ante un lento retroceso
de volantes demarca. Los bolivianos se fueron amansando ante esta respuesta.
El balón parado fue la consigna, pues los cortes recuperadores
de la resistencia, con Alejandro Chumacero como como mayor exponente, contenían
la retaguardia que se abalanzaba con malas intenciones. Causa y efecto, las dos
partes se fueron al descanso empatadas a un gol; por la vía de la táctica fija.
El tanto de los de "Chita" fue el primero de Wilker Ángel con
la selección mayor. Si bien se cuestiona su autoría, se nota como interfiere
con la panorámica del disparo del tiro libre. Un tanto, o no, que fue celebrado
por el jugador del Deportivo Táchira de 21 años, una de las promesas para ser
relevo de la última zaga de su selección.
El juego aéreo boliviano, intempestivo en las condiciones
practicadas, continuó tras la reposición con la misma garra que el inicio del
cotejo, con más fiereza por el sector derecho. La estrategia funcionó y llegó
el tercer gol de la noche, con un cabezazo de Lizio que ganó la espalda de los
centrales.
Distribuciones de
Otero
El papel de local no fue interpretado a cabalidad y el balón
empezó a frecuentar los botines de los venezolanos. Ingresos de Nicolás Fedor y
Rómulo Otero marcaron otro cantar para su ofensiva. El aun jugador del Caracas
distribuía con clínica diligencia pases hacia cualquier
sector de la cancha, fungía como el Arango que había sido enviado al banco,
gambeteaba para que los arietes encontrasen espacios, para que corregir
posiciones ilícitas; le dio amplitud a su oncena con juego asociado. Quien
interpretó mejor su visión fue Alexander González, que superó la persecución de
Morales recibiendo un balón profundo que lo habilitó hasta zona prometida para
materializar el empate. Buen pronóstico que dos seleccionados jóvenes se
entiendan en los albores de sus carreras profesionales.
(Cortesía de @VictorGrao)
Al final, Bolivia encontró el gol del triunfo por medio de un despiadado remate de Juan Carlos Arce sin referencia en zona de gestación para hacer valer la casa.
Al final, Bolivia encontró el gol del triunfo por medio de un despiadado remate de Juan Carlos Arce sin referencia en zona de gestación para hacer valer la casa.
De tarea, ambos técnicos tienen materias pendientes en sus
nacientes gestiones. Bolivia debe controlar mejor los tiempos del partido y ser
más contundente como local, como lo fue en los primeros años de la década
antepasada que no cedía en las alturas. La vinotinto debe reforzar trabajos para
ser menos endeble en el fondo, pero en líneas generales, tres jugadores menores
23 años brillaron en una fecha FIFA en la que su combinado encaró en una de las
plazas más complicadas del mundo, con múltiples bajas sensibles, que auguran
progreso en el rendimiento del balompié criollo.
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