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Víctor De Abreu (@Vicdeabreu

Cuando se hizo la presentación a la prensa del Caracas FC para el Torneo Apertura de la temporada 2011 – 2012, las cámaras, las grabadoras y micrófonos de los periodistas se centraban en los nuevos fichajes del conjunto rojo, la nueva camiseta y los precios de la boletería para la nueva zafra. Mientras esto ocurría, una diminuta figura de 1.60 metros portaba la nueva camiseta del equipo, y su sonrisa develaba el éxtasis de quien soñaba despierto.

Todos lo ignoraron. Incluso, algunos asistentes se preguntaron en tono de burla si se trataba del hijo de algún jugador, lo cierto es que Yanowsky Reyes llegaba entre flashes y entrevistas para ocupar una de las plazas de juvenil para el equipo durante la temporada.

Días después, el DT del conjunto avileño para el momento, Ceferino Bencomo, afirmó a un programa de televisión que no lo subestimaran por su tamaño, pues contaba con el talento suficiente como para estar en Primera División. “La verdad es que no tiene tamaño para lo que juega”, recalcó Bencomo.

Y no equivocó. El 4 de septiembre de 2011, Yanowsky Reyes hizo su debut como profesional en el partido de vuelta de la Copa Venezuela ante la Universidad Central de Venezuela. Al minuto 70, recibió un pase del lateral derecho para ese entonces, Antonio “Amaral” Da Silva y, al segundo toque, envió un riflazo de 30 metros que se coló por el costado izquierdo del guardameta ucevista. En medio de la euforia de las gradas, a Yanowsky solo se le ocurrió correr hacia el banco avileño y abrazar al preparador físico de las categorías inferiores, Daniel Cesca. “Yo no me esperaba que iba a debutar así”, dijo Reyes en una entrevista posterior.

Sin embargo, la alta competencia dentro del plantel y la falta de minutos obligó al Cuerpo Técnico a enviarlo al conjunto filial de cara al final de la temporada, esto con el fin de que Reyes pudiera aumentar sus minutos en cancha. En 10 partidos, Yanowsky marcó 5 tantos con el Caracas FC B y se cansó de destrozar el torneo de Segunda División. Entendía que su talento sobraba para la categoría de plata y debía dar el gran salto a Primera.

Finalmente, Llaneros de Guanare se hizo con sus servicios –y su talento- de cara a la temporada 2013–2014, equipo con el que marcó 9 tantos en 28 partidos. Sus regates, su explosividad en piques cortos y su nivel de entendimiento de juego lo convirtió en uno de los ídolos de Guanare y le abrió las puertas de la selección Vinotinto Sub 20.

A pesar de que no logró marcar en los Juegos Centroamericanos y Del Caribe de Veracruz, sus gambetas llevaron al éxtasis a los fanáticos venezolanos y sumergieron a los defensas rivales en el desconcierto. Sus caderas bailan alrededor del balón, con la simple intención de burlarse de quien crea que puede subestimar su talento.

Cuando todos creen que Yanowsky iniciará un pique, hace una pausa. Cuando sus marcadores intuyen que se apoyará en un contrario, se escurre entre dos contrarios como un ratón y cuando todos creen que ya le tomaron la medida a sus regates, siempre saca una gambeta nueva. Reyes es un Kinder Egg cuya sorpresa siempre es una incógnita para sus marcadores.

A pesar de que Venezuela no logró sacar un resultado positivo ante Chile en su debut en el Sudamericano Sub 20, Yanowsky fue capaz de cargar con el ataque vinotinto, hacer las pausas necesarias y surtir de balones a la delantera criolla, intentos que fueron infructuosos ante el orden y la disciplina defensiva de “La roja”.

Así como sintió en 2013 que estaba listo para dar el salto a primera, hoy sus gambetas indican que está listo para salir del fútbol local. Sin duda, al finalizar el torneo habrá equipos que preguntarán por él, y si alguien se atreve a creer que por su tamaño no tiene condiciones para el hemisferio, allí estarán sus regates para hablar por él. Bien sea por su tamaño o por sus quiebres, Yanowsky Reyes es un diamante que jamás pasará inadvertido en las vidrieras del Cono Sur.

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