“Se suele etiquetar a los
equipos: que si este es defensivo, que si este es ofensivo (…). Pues bien, yo
quiero muchas etiquetas, que sepamos que habrá partidos para elaborar y otros
para contraatacar, y que hay que saber hacer las dos cosas, aunque al equipo no
lo puedes llevar de la A a la Z en todos los duelos.” Juan Carlos Garrido
Cuando Alexis Sánchez
llegó al Arsenal procedente del Barcelona se pensó en Inglaterra que sería el "9" que los gunners estaban esperando. En España jugaba con Neymar a la izquierda,
Messi a la derecha y a su espalda llevaba el dorsal “9”. Pero el ariete único
del equipo seguiría siendo Olivier Giroud. El chileno jugaba tirado a la
izquierda, otrora parcela predilecta de Lukas Podolski.
Podolski perdió peso en la plantilla londinense tras el
impresionante debut de su compañero.
Sin embargo, Arsene
Wenger se ha decantado por usar al tocopillano en el carril central, y
profundizándolo más que cualquier otro miembro del tren ofensivo. Este
movimiento genera una serie de ventajas en las que ayuda a varios de sus
compañeros. Desde allí puede actuar en distintos roles que hacen mejor a su
equipo. El objetivo de este artículo es señalar algunos de los conceptos en los
que Sánchez aporta a su equipo.
Presión de la salida:
Al jugar escorado como
suele hacerlo en Chile queda proclive a ser acosado por un lateral y un volante de
apoyo en la banda. Ahora puede buscar la espalda de esos volantes recuperadores
(que en la Premier abundan) y presionar la salida custodiando la línea de pase entre
los centrales. El
juego está en el centro, por eso ha de tratar de romper el incipiente juego
rival.
Después de este gol, los
de Conte intentaron más seguido salida lavolpiana.
Colapso en el mediocampo
y el apoyo invisible:
No es delantero, pero sí
un ventilador
de juego. Conoce las
necesidades de sus compañeros y está consciente de que su individualidad arrastra
prevención en el rival. De modo que se da el tupé de halar marcas para abrir
pasillos de pase que el resto del tren ofensivo agradece, aclarando varias
jugadas.
Desencadena así la faceta ofensiva más peligrosa del Arsenal: el pass and move de Wenger, un fútbol geométrico que ha
refinado el siempre rupestre paladar inglés. Con Alexis oscilando en el frente
de ataque, otros potenciales rematadores (como Iwobi o Walcott) pueden acumular
goles. Su posición adelantada permite a Wenger dar ingreso a ese interior (Iwobi, o Xhaka)
que no le cabía en el dibujo con Alexis por la izquierda y un delantero. Para
contar con él, prescinde del verdadero 9.
Estirar la cancha:
Que Sánchez sea el hombre más adelantado del equipo y que cace la línea de
pase entre los centrales rivales también es bueno para Mesut Özil. Si el
germano recupera, puede armar la transición con un pase largo (una de sus
especialidades) y hacer peligro en tándem. Este argumento es solo para rivales
que descuiden su fondo, pero lograr llegar al arco con solo dos hombres tiene
mucha validez. Así sean dos genios balompédicos como el chileno y el alemán.
A veces al "niño maravilla" le sale un buen último pase. A veces.
Es inusual que un jugador de las características de Sánchez se posicione
centro delantero. Antes fungía de "falso 9", pero con este nuevo posicionamiento
es menos ariete que antes y aun así más peligroso. Todo tiene que ver con una
disposición táctica. Tanto Wenger como Pizzi saben que el Alexis más boyante
por ese sector. Pero el técnico alsaciano busca mejorar el
rendimiento de sus compañeros, abriendo nuevas posibilidades de juego que con
otra pizarra no habría tanto espacio.
Cuando los rivales ven que el chileno saldrá de “9”, les queda la
incertidumbre de las cosas puede hacer ese hombre dentro del área. Esta
incertidumbre no es por no saber qué función cumplirá en esa zona, sino cuál de
las que sabe cumplir será la que busca ejecutar en cada intervención.
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