Por
Vicente Escobar (@BillyEscobar7)
América
se coronó campeón de la Liga de Campeones de la CONCACAF la noche de ayer al
derrotar 2-4 y 3-5 en el global, al Impact de Montreal. Aunque el marcador luce
abultado y se le ha dado un gran mérito al trabajo que realizaron las Águilas
en el Stade Olympique de Montreal, el desarrollo del partido no fue el más
óptimo, y por muchos lapsos, los mexicanos se vieron superados.
América
mostró ayer dos caras distintas, la de un equipo sin actitud, con poca
disposición defensiva, sin bascula al no tener a un cinco fijo y sin movilidad
en función de la situación del balón y la otra una apuesta por el juego
combinativo y por el dominio de la posesión, característica notable de los
equipos de Matosas.
Si
nos centramos y observamos su disposición inicial y en los nombres del once
inicial, muestra disposición táctica que tiene dos objetivos claros:
la conservación del balón pero dejando por un lado la recuperación. No bastaron
10 minutos para que Impact aprovechara esos huecos horribles en media cancha
para marcar el primero a pesar del regreso de los jugadores.
El
primer tiempo para los mexicanos fue de olvido, Benedetto falló una clara
frente al arco, Darwin Quintero perdió más de ocho balones y apenas pudieron
conseguir dos llegadas, por si fuera poco, Moisés Muñoz salvó con una gran
atajada el gol que hubiera terminado todo.
El
discurso de medio tiempo por parte de Matosas tuvo su efecto y además el orden
táctico fue diferente, de jugar un 4-4-2 muy conservador, el uruguayo no tuvo
de otra y mandó el cambio a un 4-2-4 o 4-1-1-4 con Chepe y Osvaldo en la media,
de extremos Sambueza y Quintero, en punta Oribe y Benedetto, que se darían un
festín con los centrales.
Fue
ahí cuando América empezó a enseñar ese sello que tanto le gusta a Matosas que
es el fútbol combinativo, elaborado y de asociación. De a poco Martínez,
Sambueza y Quintero, empezaron a desarrollar su juego y hacer progresar el
balón a través de la posesión, pero con el control del mismo. Aguilar y Samudio
ganaron amplitud propiciando una distribución espacial grande para el ataque,
lo cual desencadenó los toques de primera intención, el juego directo y
aprovechar los espacios, propiciando la goleada que le dio el título del área por
sexta vez a las Águilas.
América
tiene aún mucho por corregir, anoche se enfrentó a un rival que se encuentra
lejos del potencial pero que sin embargo supo cómo y dónde aprovechar las
debilidades del planteamiento de Matosas, sobre todo en la media cancha donde
ni Guerrero, Martínez o en su momento Pelleranp, han podido llenar de manera
correcta.
América
descansa y celebra pero en horas deberán pensar en Toluca y su pase a la
liguilla, en caso de perder, se vería comprometido.
Y
por último me quedo con dos frases de Matosas:
“Ser
campeón es como niño con juguete nuevo y lo disfruto como loco. No hay que
meterse atrás y morir como una ratita ahogada en un cubo de agua, hay que
atacar”.
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