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Salvador Cabañas, otrora figura del América de México y de la selección paraguaya, ayuda a sus padres en la panadería de la familia para sobrevivir, tras haber perdido todo, desde aquel fatídico disparo que recibió en la cabeza en un bar de la Ciudad de México hace cuatro años.
“Voy a salir adelante”, expresa, sentado bajo la sombra de una planta de pomelos. Controla con la vista a algunos elementos del personal que amasa la harina más allá en un galpón, prolongación de la modesta vivienda donde nació, en Itaguá, a 30 km de Asunción.
Admite que está separado de su pareja, María Lorgia Alonso, quien está a cargo de sus niños Santiago (14) y Mía Ivonne (10) en su lujosa mansión de Asunción, valuada en cinco millones de dólares. También le atribuye haberse apoderado de sus bienes, durante su convalecencia, en connivencia con su representante y el abogado.
La escritura de la residencia está a su nombre, según dice.
“A medida que pasa el tiempo me voy dando cuenta de muchas cosas”, observa Cabañas al aludir a presuntos manejos turbios de su ex representante José González y de su propia ex pareja. “Hasta el abogado se vendió a ellos”, dijo.
Salvador se levanta a las cuatro de la mañana para disponerse a repartir pan en una camioneta a los clientes de su padre, don Dionisio, y su madre, doña Basilia Cabañas. “La gente me reconoce y me pregunta... sobre futbol, claro. Yo les digo que me divierto mucho”.
Cinco años después   
    
El 25 de enero se cumplieron cinco años del fatídico momento de regresión en la carrera del habilidoso delantero.
Era la estrella del América;  ostentaba el récord de goleador de la Libertadores por dos años  al hilo y se encontraba a seis meses del Mundial de Sudáfrica.
“Cuando sucedió aquello (el disparo) yo había firmado un precontrato por 1.7 millones de dólares para una transferencia a Europa. Me dijeron que mi destino sería el Manchester United. El América me retuvo. Me dio un departamento en Acapulco y otro en Cancún. Me dobló mi salario...”, señala.
En ese sentido, dijo haber tenido un sueño cuando su vida pendía de un hilo en el transcurso de sus 23 días en terapia intensiva. “Mi abuela Basilia me decía que iba a salir adelante”, relató.
Pero Cabañas aún no se explica el giro que le dio el destino a su vida. “Aquí estoy, tratando de recuperarme. Tengo mucha fe a pesar de que perdí todo”, señala.
Doblemente víctima

Su padre, Dionisio, también ex jugador de futbol profesional, sentencia en la lengua nativa de Paraguay, el guaraní: “Mi hijo fue doblemente víctima”.
“Le truncaron su vida profesional en el mejor momento de su carrera y después se aprovecharon de él, su propia pareja, su representante y su abogado”, señala con dolor.
El propio Cabañas responde gesticulando con los dedos. “Me hicieron firmar con la impresión digital (de los dedos)” mientras no estaba con todas sus facultades. Dice que el América le había prometido una indemnización, pero que el dinero nunca llegó a sus manos. “Ella (su mujer) dice que ya se acabó (el dinero)”. No obstante afirma que está dispuesto a encarar la batalla judicial. Entretanto, congenia su trabajo como panadero con el futbol.
Se alistó a su club de origen, el 12 de Octubre, de Itaguá, que volvió a primera división el año pasado. Su retorno a los estadios congregó a miles de fanáticos. Pero finalmente el club no lo inscribió en la liga por su mal estado físico.
Y sobre su pasado reciente dice que trata de olvidar y mirar hacia adelante. De su asesino, Jorge Balderas Garza, responde: “No sé. No me interesa. Me dijeron que le mataron”. Aquel día de la tragedia, Salvador asegura que llegó al cielo. “Dios me bendijo para que vuelva a vivir. Hablaba con abuela (ya fallecida). Le dije que a mi familia no le iba a faltar nada. Pensando en eso mandé construir la panadería”.
Preguntado sobre lo que más recuerda de su paso por el futbol, dice que nunca olvida a los brasileños que le apodaron Gordinho (gordito). Había una razón especial. El América dejó fuera de la Libertadores al Flamengo en el propio estadio Maracaná, con un triplete de Cabañas.

“Tiempo después jugué por la selección paraguaya. Le ganamos a Brasil en Asunción con un gol mío por las eliminatorias. Antes de la revancha, en Brasil, los medios de prensa publicaron: ‘Cuidado con el Gordinho’. Me hizo mucha gracia”, dijo.

Preguntado lo que hará después de colgar los botines, reveló que tiene ofertas para ser comentarista deportivo de televisión. “Tengo una oferta a nivel local y otra en el exterior, de una cadena norteamericana”.
Salvador hoy en día es técnico de Liga A de la ciudad de Yaguaron, además de atender su panadería.

AFP 


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