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Mijail Mercado (@Mijailovic_)

La selección boliviana de fútbol, conocida como la “verde” llega a esta edición de la Copa América Chile 2015, con tan solo tres partidos de práctica al mando de su nuevo estratega Mauricio Soria, ex arquero de la selección en la década de los 90 y principios del nuevo siglo.

Con tan poco rodaje, es tal vez la selección que más ventajas ofrecerá a sus rivales en la Copa. La afición boliviana, a pesar de este hecho, se esperanza en las palabras y el nuevo método de trabajo que ha impuesto el entrenador Soria desde que asumió el mando. Dicha innovación consiste en hacer un seguimiento muy minucioso de cada uno de los posibles seleccionados a fin de ver quienes se adaptan mejor a la metodología y al sistema táctico del estratega.

Cabe mencionar que con el DT anterior, el español Xabier Azkargorta, la selección utilizó un sistema 3-5-2 en la mayoría de los encuentros. Tres zagueros centrales (uno líbero), dos hombres de marca en el medio, dos carrileros, dos volantes ofensivos (uno de ellos es un delantero retrasado en la línea de volantes) y un solo hombre en punta.


El actual DT Soria cambió el sistema táctico de la verde a un 4-5-1, que fue ensayado en los amistosos jugados contra, la sub-23 de Brasil en Cuiabá, contra Venezuela en La Paz y contra Chile en Rancagua. (Fig. 1) donde el media punta es un delantero que baja a la línea media solo para recepcionar balones y finalmente convirtiéndose en atacante formando una pareja de delanteros.




Fig. 1. Disposición táctica


Para resaltar en este nuevo sistema está la inclusión de dos laterales veloces y con inteligencia como Leonel Morales y Miguel Hurtado, para asociarse con los volantes por las bandas, pasando detrás de ellos o simplemente acompañando para que el volante descargue un pase si se ve encajonado. Queda en evidencia que esta será la propuesta ofensiva de la selección boliviana. El equipo de Soria ensayó esta propuesta con buenos frutos en el partido contra Venezuela en La Paz y contra Chile aunque en menor efectividad, pero la disposición para atacar fue la misma. (Fig. 2) (Fig. 3).




Fig. 2. Juego banda izquierda


Fig. 3. Juego banda derecha

Las variantes en el juego ofensivo por las bandas son las diagonales hechas por los volantes e incluso por los laterales, aspecto que se ensayó bastante, jugando hacia el centro del campo y luego enviando un pase a los delanteros o devolviendo el balón al jugador que realizó la diagonal. (Fig. 4).


Fig. 4. Diagonal por nada izquierda

El éxito de la jugada se vio reflejado en el segundo gol marcado a Venezuela. (Fig. 5)


Fig. 5. Jugada en diagonal culminada en gol

La selección de Soria imprime un ritmo diferente de mitad de cancha hacia adelante. Un mediocampo mentalmente más veloz con jugadores habilidosos, potencian de gran manera al equipo. El eje de este mediocampo se centra en dos recuperadores que además tienen buen pie para la distribución.

Se ha  visto trabajar de manera disciplinada a los dos volantes de marca Meleán y Chumacero y a los defensores centrales Raldes y Eguino, en cuanto a rechazar balones frontales se refiere (Fig. 6), también en mantener de espaldas al arco a los jugadores rivales o con una marca lo más cercana posible (Fig. 7, Fig. 8), presionando entre varios hombres al jugador que domina el balón (Fig. 9) aunque esta táctica más bien parecía ser producto de ímpetu desordenado del equipo que a veces se daba porque dejaban espacios vacíos al ir tantos jugadores a la marca de un solo rival, aspecto que normalmente implica un riesgo defensivo. Finalmente la presión arriba, bloqueando los espacios cuando el contrincante decide salir jugando desde la defensa con balón dominado (Fig. 10) convirtiendo a los delanteros y hombres de ofensiva en los primeros defensores de la selección.

Fig. 6. Rechazo de balones frontales



Fig. 7. Marca pegajosa



Fig. 8. Marca entre dos hombres



Fig. 9. Marcación multitudinaria


Fig. 10. Presión arriba evitando la salida limpia del oponente

En situaciones la selección verde se vio encajonada en su lado del campo, llegando a mantener hasta 10 jugadores en la misión defensiva (Fig. 11). En este punto es clave mantener el orden para evitar cualquier filtración del balón o paredes que desbaraten el fondo del equipo.



Fig. 11. Casi todo el equipo en labor defensiva

Esta situación de asedio rival genera espacios libres para contragolpear con velocidad y toques precisos, para que al equipo contrario no tenga mucho tiempo de retroceder y rearmarse defensivamente.


De manera muy inteligente con jugadores con buena lectura rápida del juego, Bolivia encara los contragolpes de buena manera, recuperando y siempre aperturando el balón a las bandas formando un tridente para generar una contraofensiva con Juan Carlos Arce, Damián Lizzio, Martín Smedberg y Marcelo Moreno Martins que son los hombres más peligrosos en ofensiva. (Fig. 12)



Fig.12. Contragolpe de Bolivia

Hablando de jugadas a balón parado, la selección siempre tuvo su punto flaco en la concentración. Si bien las marcas son bien tomadas defensivamente, desajustes y malos despejes con el balón moviéndose son factores que simplemente dependen de los jugadores.

De la misma manera, se ha encontrado en jugadores como Damián Lizzio y Martín Smedberg, hombres con buena pegada y precisos en colocar balones aéreos, dándole a la selección boliviana una carta más a su favor en jugadas aéreas, como en mucho tiempo no tuvo esta opción para hacer daño al rival.

Individualmente, la selección de Bolivia cuenta con jugadores con experiencia y jóvenes valores como el portero Romel Quiñonez (23 años), que a su corta edad es dueño del pórtico nacional y se caracteriza por las salidas potentes para rechazar balones aéreos, además de su excelente sentido de colocación bajo los tres palos para atrapar remates.

La línea defensiva es la que ha sufrido cambios posicionales por lo cual será clave el aporte del capitán Ronald Raldes en la zaga central y su acompañante Ronald Eguino. Jugando con dos defensores laterales inéditos en la selección como Leonel Morales y Miguel Hurtado se mantendrá en observación esta última línea que tendrá que frenar ofensivas peligrosas como las de Ecuador, México y Chile.

El mediocampo boliviano que siempre tuvo hombres de buena pegada de media y larga distancia, ahora cuenta más con jugadores que juegan con el balón pegado al pie y tocando rápido, formando una circulación de la pelota que mejoró notablemente el ataque boliviano. El paraguayo naturalizado Pablo Escobar y el argentino también nacionalizado Damián Lizzio aportan esa calidad técnica y a eso sumado los años de experiencia en la liga de Suecia del interesante timonel Martin Smedberg que es una de las caras nuevas en el combinado de Soria. Además del delantero Juan Carlos Arce que con su habilidad en regate desempeña funciones de desequilibrio en el mediocampo de buena manera. Sin dejar de lado la joya boliviana que milita en el AC Milan de Italia y que aún no debutó en primera división, hablamos de Sebastian Gamarra (19 años), cuyo entrenador Filippo Inzaghi lo ha catalogado como el “Pirlo boliviano” por su clase en el trato del balón. El debut absoluto como jugador profesional puede darlo en esta copa y esperando que su talento ratifique el medicampo talentoso que ahora posee el combinado verde.

Acompañado o no Marcelo Moreno Martins es el jugador más importante que tendrá el ataque boliviano en esta copa. Siendo un goleador nato, espera ser bien alimentado por sus compañeros para poder demostrar sus dotes de artillero.


La selección de Bolivia espera dar aires de mejoría en esta edición del torneo de selecciones más antiguo del mundo, para luego encarar el proceso de eliminatorias al mundial. Sin duda el DT Mauricio Soria utilizará esta copa como una manera de demostrar su idea de juego que con pocos amistosos ha sido complicado de identificar, pero sí se nota el cambio con relación a procesos anteriores. Caracterizado por su carácter y disciplina impuesta con los equipos que ha dirigido, Soria planea demostrar el por qué lo han elegido para comandar a esta selección que carga consigo las ilusiones de todo un país sediento de logros deportivos.

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