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Juan Pablo Chourio (@JuanPa_Ch)

Año 2008, Maracaibo, Estadio Pachencho Romero, Unión Atlético Maracaibo contra Boca Juniors, a diez minutos para el final, tiro libre a favor del UAM, Miguel Mea Vitali se para enfrente del balón, el árbitro pita, carrera larga de “Miky”, golazo. El partido quedaría empatado.



Diez años antes del gol contra Boca, Ratomir Dujkovic hacía debutar a Miky en el fútbol profesional, cuando jugaba en el Caracas. Un año más tarde, en 1999, el entonces técnico de la Vinotinto, José Omar Pastoriza, lo convocaría para la Copa América de Paraguay. Fue titular en el tercer partido contra México, después de dos goleadas, Venezuela perdió por 3 a 1.

Su periodo en el exterior estuvo lleno de altibajos. Viajó a España –siendo aún muy joven– para estar en el Lleida. En Sudamérica jugó en Argentina, en  Chacarita Juniors. Debutó ante Estudiantes de La Plata, y con menos de diez minutos en cancha, salió expulsado. Fue ficha de la Lazio, tras no ver minutos se fue a la serie C. Pasó por Grecia y, finalmente, llegó a un equipo de Liechtenstein. 

Caracas, Aragua, UAM y Deportivo Lara han sido sus equipos en Venezuela. Con la selección nacional estuvo en tres periodos: Pastoriza, Richard Páez y César Farías. El argentino lo llevó a la selección, con Páez se consolidó, y con Farías empezó a ver los juegos desde su casa. El técnico lo probó en pocas oportunidades y fue borrado de las convocatorias.

Su jugador favorito es Andrea Pirlo, entre otras cosas, porque juegan la misma posición. Jugar en numerosas oportunidades al lado de su hermano fue un sueño. Estuvieron juntos en Caracas, Aragua, UAM y cuando vistieron la vinotinto. Lo último, para él, fue  la mejor época de todas. Miguel y Rafael estuvieron en las cuatro victorias consecutivas que Venezuela conseguiría en el premundial de Corea y Japón.

En junio de 2014, Caracas fichó a Miky. Su anterior equipo había sido el Lara, en donde fue campeón absoluto; allí también estuvo con Eduardo Saragó, su actual técnico. En Barquisimeto, siempre estaba en el once titular. En Caracas es el que tiene más jerarquía, también es el más longevo junto a Maita y a Di Giorgi. Los tres tienen 34 años. Es dueño de la pelota parada. Aunque al principio un sector de la fanaticada lo encasilló en el reduccionismo “ya está viejo”, su capacidad dentro del campo ha sido suficiente para convertirse en referencia. 

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