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Diego Sancho (@SanchoDiegoo) 

Es una noche templada en Murphy, un poblado de Santa Fe (Argentina). El sueño adolescente de Mauricio es perturbado, acusa un susurro de medianoche cerca de su alcoba que dice: “¡Mira, Jorge, qué piernas de futbolista!“. Solo un loco puede estar de forma insistente en su casa a esa hora preguntando por un inocente menor de edad. Efectivamente, se trata del joven Marcelo Bielsa, para entonces reclutador de Newell´s Old Boys, que llega junto a su ayudante a ver Pochettino, quien a la postre será su jugador y su discípulo.

Tras una carrera futbolística notable, Poch (como le llaman en Inglaterra) trabaja donde dirigen los técnicos consolidados: La Premier League. Una faena magistral con jugadores jóvenes en una liga excesivamente competitiva hizo que su Southampton diese la campanada en el 2014. De ese equipo sacó lo mejor que tenían sus piezas. Los del sur de la isla no pudieron retenerlo mucho tiempo al timón, menos a los apellidos del cambio. Ahora esta en el Tottenham Hotspur, donde tras su primer año jugó la final de la Capital One Cup, venció al Arsenal -rival histórico- y descubrió un diamante emergente: Harry Kane.

La exitosa senda del técnico argentino esta pavimentada con cemento de Bielsa. “El Loco” ha sido esencial en la línea de trabajo del estratega de White Hart Lane, que ya tiene cierto crédito graneado por llevar a cabo eficazmente una idea con matices propios. Acá comparamos su estilo de juego y características de manejo con el ex DT de Marsella:

“La forma de defender y la forma de atacar, es entre todos. Sobre defender entre todos, se nota. Y también se nota que atacamos entre todos si entendemos la distribución de los goles” Bielsa

En este caso hay discrepancias. Primero, no hay que dejarse llevar por la estricta literalidad de la cita, dado que ningún equipo encima todas sus líneas al área para atacar. Segundo, a la hora de defender, Pochettino cede libertades a Harry Kane, dado a que lo necesita posicionado en sectores más adelantados de los que la presión obliga. A la hora del embate, tanto la pareja de centrales como el volante recuperador quedan libres de labores de ofensivas. En su dibujo 4-2-3-1, los 4 de arriba flotan con respecto al movimiento al mediapunta danés Eriksen, que espera siempre dar el pase final.

“La única manera que entiendo el fútbol es la de la presión constante, jugar en el campo rival y el dominio de la pelota" Bielsa

En este punto hay mayor concordancia. En el Tottenham, cada jugador del campo tiene la tarea de recuperar el balón según su posición. Si bien no es de contraataques, se busca hacer daño a través de transiciones ofensivas. Saber interceptar juego debe estar en el ADN de cada miembro. A lo largo de su trayectoria, el santafecino le ha restado minutos a quienes no sean capaces de favorecer al equipo en este aspecto, como al togolés Emmanuel Adebayor.

“La clave del partido es la misma: tener el balón, evitar que lo tengan ellos, atacar, tratar de ser dañinos en los ataques, y evitar que eso lo suframos nosotros.” Bielsa

El objetivo es ubicarse con respecto al balón, tener la posesión es dominar el accionar rival según el método de “El Loco”.  Es cuestión de hacer que el contrario trabaje más buscando recuperarlo y ganarle la batalla física. Para ambos técnicos argentinos, la posesión es poder.

Otro factor reincidente en los compañeros de oficio es el carácter formador de sus gestiones. Incluso futbolistas en la mitad de sus carreras consiguen un segundo aire en bajo su tutela, dado que sus roles son bastante activos durante el juego, potenciando labores de marcaje, presión e intensidad. De la mano de Pochettino han surgido talentos como Morgan Schneiderlin, Luke Shaw, Rickie Lambert y Adam Lallana y el mismo Harry Kane.


Comenzando el segundo año con los Spurs, el sheriff va por nuevos objetivos como ganar alguna copa doméstica o superar el eterno quinto puesto en la liga inglesa. Su llegada a Londres supuso una sacudida a la tumultuosa época que resintió el club tras la partida de su estrella Gareth Bale. Con ya un tiempo esperando por celebrar un título, las gradas de White Hart Lane sueñan con que Pochettino sea el que los guíe a Wembley. De suceder, sería con el bielsismo como bandera.

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