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El 29 de septiembre de 2014, en Bolivia, jugaba Oriente Petrolero y Universitario de Sucre. Ese día pasó algo inolvidable. Fue considerado por los comentaristas del encuentro como un evento que deja en evidencia al torneo boliviano, que “a veces tiene mucho más de amateur que de profesional”. El problema fue que, según el árbitro del encuentro, las camisetas de ambos equipos eran demasiado similares para poder jugar y crearían confusión. Oriente Petrolero portaba una camiseta de color blanco, mientras que Universitario de Sucre tenía una también blanca pero con barras verdes. El color de los pantalones no era el mismo en los dos equipos.

Ninguno tenía camiseta alternativa

El gesto que hizo todo esto más improvisado fue que ni el equipo local ni el visitante aparentemente tenían una camiseta alternativa que pudiera hacer que los uniformes fueran más distintos entre sí y pudieran cambiarse. Esto conllevó al retraso del inicio del encuentro, mientras se buscaba una solución a este problema planteado por el árbitro.

La decisión fue, tras una reunión de varios minutos entre delegados de cada equipo, salir a una tienda de ropa deportiva cercana a comprar camisetas de un color suficientemente distinto. La elegida fue la camiseta del Stuttgart alemán. Así, los de Sucre tuvieron que jugar no solo sin el escudo de su equipo ni sus colores habituales, sino que además con publicidad de Mercedes Benz en el pecho.





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