Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
Zamora lo volvió a hacer. Ganó su cuarto torneo semestral en 4 años, al coronarse campeón del Torneo de Adecuación 2015, imponiéndose 2-1, en el marcador de 180 minutos, al Deportivo La Guaira. Fue el choque de trenes que deparó el playoff: en la temporada regular fueron los dos equipos más consistentes y efectivos. Al final ganó el segundo de la clasificación, comandado por el DT Francesco Stifano. Un equipo que progresa en ataque con pocos efectivos, pero que hace un daño letal en cada estocada.
No está de más recordar que Stifano fue bicampeón nacional dirigiendo al Real Esppor sub 20. Su trabajo en las categorías menores de aquel extinto cuadro merengue ampliaba el capital humano en la plantilla del primer equipo. Gracias, en parte, a su trabajo, pudo emigrar Víctor García al Porto B. Si algo calificaba al hoy DT campeón del Adecuación era su carácter visionario: leía el futuro en piernas jóvenes.
No está de más recordar que Stifano fue bicampeón nacional dirigiendo al Real Esppor sub 20. Su trabajo en las categorías menores de aquel extinto cuadro merengue ampliaba el capital humano en la plantilla del primer equipo. Gracias, en parte, a su trabajo, pudo emigrar Víctor García al Porto B. Si algo calificaba al hoy DT campeón del Adecuación era su carácter visionario: leía el futuro en piernas jóvenes.
Los obstáculos previos
A partir de su asunción en el manejo de vestuarios de primera división, su camino fue accidentado. Parecía que cada semestre lo veríamos en una institución distinta. Sufrió las tensiones de directivas ajenas a un proyecto a largo plazo e hizo milagros para salvar de categoría a planteles cortos de presupuesto. Tuvo que padecer muchas de las falencias del fútbol nacional para entender que construir un equipo ganador requiere trabajo y organización.
Fue entonces cuando Zamora le fichó. Cuando Stifano observó a sus jugadores se dio cuenta de que la base con la que Noel Sanvicente había salido campeón conservaba varios elementos. Pensó que si recuperaba aquella mentalidad ganadora, podría emular el resultado. Stifano, además, blindó de confianza a Yeferson Soteldo; sabía que tenía talento para ser determinante pese a su minoría de edad.
Fue entonces cuando Zamora le fichó. Cuando Stifano observó a sus jugadores se dio cuenta de que la base con la que Noel Sanvicente había salido campeón conservaba varios elementos. Pensó que si recuperaba aquella mentalidad ganadora, podría emular el resultado. Stifano, además, blindó de confianza a Yeferson Soteldo; sabía que tenía talento para ser determinante pese a su minoría de edad.
Estilo y precedentes
Su andar por el fútbol nacional le hizo notar que muchos equipos tienen una cadencia de juego bastante baja; se juega mucho por arriba por el mal estado de las canchas y se practica con severidad la táctica fija. Ante este patrón falto de intensidad lúdica buscó cambiar paradigmas, usando piezas que le aportaran vértigo a su juego una vez que el rival fuese desposeído del esférico. Con un notable lanzador entre líneas como Arles Flores, jugadores rápidos por ambas bandas (Ovalles, Clarke, Soteldo, etc) y volantes con recursos para romper juego, Stifano había creado un modelo de juego contraatacador, de un ritmo que a la mayoría de los rivales le costaba seguir. Tuvo un éxito sonado, con Soteldo como figura.
Y no es que Stifano sea un DT pregonero del fútbol de contragolpe. A lo mejor le guste ese estilo, pero el mérito real estuvo en saber usar las piezas que poseía, armando un plan que pudiesen seguir de manera eficaz.
Hacia finales del año 2013, el antiguo Real Esppor, para ese entonces ya denominado Deportivo La Guaira, recibía al Mineros de Guayana de Richard Páez, a la postre campeón del Apertura. Se rumoraba que si los litoralenses no sacaban los tres puntos, habría cambios en su cuerpo técnico. El cotejo culminó en empate a uno: fue el último partido de Francesco como estratega de la institución en la que sumó créditos para dar el salto al profesionalismo. Las luces del Brígido Iriarte se apagaron dejándolo sin empleo. Hoy, dos años después, puede decir que el fútbol le dio revancha.
Y no es que Stifano sea un DT pregonero del fútbol de contragolpe. A lo mejor le guste ese estilo, pero el mérito real estuvo en saber usar las piezas que poseía, armando un plan que pudiesen seguir de manera eficaz.
Hacia finales del año 2013, el antiguo Real Esppor, para ese entonces ya denominado Deportivo La Guaira, recibía al Mineros de Guayana de Richard Páez, a la postre campeón del Apertura. Se rumoraba que si los litoralenses no sacaban los tres puntos, habría cambios en su cuerpo técnico. El cotejo culminó en empate a uno: fue el último partido de Francesco como estratega de la institución en la que sumó créditos para dar el salto al profesionalismo. Las luces del Brígido Iriarte se apagaron dejándolo sin empleo. Hoy, dos años después, puede decir que el fútbol le dio revancha.
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