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Martín Albiñana (@ptdfa_ok)

De forma general, los crustáceos son animales protegidos por un exoesqueleto de carbonato cálcico, que forma un caparazón rígido protector. El problema básico que sufre estos animales es: ¿cómo crecer?

El crecimiento de los crustáceos es un proceso discontinuo complejo denominado ecdisis o más concretamente muda o ciclo de la muda. Como hemos dicho es un proceso complejo que comprende varias fases. De forma sencilla, puede definirse la fase de pre-muda, la fase de post-muda, la fase de inter-muda y la propia muda o ecdisis. A lo largo de estas fases ocurren cambios morfológicos y fisiológicos en el organismo que permiten sustituir el exoesqueleto que tienen por uno de mayor tamaño.

El crecimiento de un entrenador de fútbol tampoco responde a un proceso lineal de causalidad donde determinados  comportamientos llevan a conseguir determinados resultados. En el fútbol, dos más dos no siempre es cuatro y a veces no tener un lápiz, implica tener seis naranjas.

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Si bien estos seres van viendo modificada y transformada su morfología (tanto física como psicológica) por el entorno y por los distintos caparazones que van “alquilando” durante toda su vida, algunos de ellos también son capaces de incidir en el entorno y de transformar determinados caparazones.

Marcelo Bielsa ha tenido que mudar de caparazón variadas veces durante toda su carrera como entrenador. Desde los más chicos a los más grandes, hay una gama importante de equipos a los cuales ha dirigido. Pero este “crustáceo”, no siempre va buscando un armazón más grande donde pueda seguir desarrollándose y seguir creciendo. Este ser vivo, analiza minuciosamente que lugar va a rentar. Y lo hace más allá de su propio crecimiento, porque entiende que la estancia en los distintos caparazones es temporal y después de él, seguirá otro crustáceo y luego otro, y así sucesivamente.

Es por ello que él ha vivido en equipos donde su cuerpo ha podido desarrollarse hasta llegar al límite de sus posibilidades y, también en otros equipos, donde su cuerpo parecía ser más grande o incluso del mismo tamaño que el del caparazón, pero que fue amoldando, estirando y agrandando lentamente, mejorándole las condiciones al próximo inquilino.

Se podría decir entonces que Marcelo Bielsa es un crustáceo. Pero no uno cualquiera. Uno que no siempre busca su crecimiento personal, sino que busca también el crecimiento del caparazón y del entorno que lo rodea. Su ciclo de muda no es lineal, no es normal, no es mejor. Es distinto.


Transformación Bielsa from Martin Albiñana on Vimeo.

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