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Abdaín Barroso (@Abda_Barroso)


Con el Guadalajara eliminado de la Liguilla del Clausura 2016, llega el momento de realizar un análisis de lo que ha dejado hasta acá la era Matías Almeyda en el rebaño.

Cuando hablamos del Guadalajara, inevitablemente nos tenemos que referir también a su dueño, el excéntrico empresario Jorge Vergara quien adquirió al rebaño envuelto en la polémica en al año 2002. Si algo ha caracterizado la administración de Jorge en Chivas ha sido su poca o nula paciencia hacia los entrenadores. Una seguidilla de malos resultados inevitablemente devenían en el cese del Director Técnico; cortando de tajo cualquier proyecto. El carrusel interminable de entrenadores, de alguna u otra forma, tenía que pasar factura en el equipo más popular de México y fue así como los rojiblancos se metieron en problemas severos de descenso (bajo el sistema de porcentajes que contabiliza los últimos seis torneos cortos disputados). Es en ese contexto que aparece en el mapa chiva Matías Almeyda, un entrenador joven sin experiencia fuera de su país, pero con trabajos notables en River Plate y Banfield.

Muchos dudaron de la relación cuando el Pelado llegó a Guadalajara en sustitución de José Manuel de la Torre ya iniciado el Apertura 2015, no por la capacidad del argentino, sino por la impaciencia del dueño.

Un Matías recién llegado supuso una inyección anímica que llevó al equipo a encadenar victorias en sus tres primeros compromisos, sin embargo concluyó el campeonato con dos derrotas seguidas; que sumadas al arranque que tuvo en el Clausura 2016 dieron al argentino y su rebaño una racha de ¡11 partidos sin ganar! Sin embargo la serenidad y confianza hacia el entrenador, lo que redituó en la evasión del descenso y la clasificación a la liguilla.

En la primera temporada que Almeyda tomó a chivas, lo hizo con el calendario ya avanzado. Y de inmediato optó por un 4-4-2 que le redituó en puntos. Cuando el Pelado trató de ser más arriesgado y jugar 4-2-3-1 dotando a los jugadores de banda de mayor libertad, no le fue bien. Tampoco cuando trató de jugar con un solo contención y dos nueves, ya que perdió equilibrio y terminó 4-4 con Pachuca, un equipo muy dinámico.



Almeyda intentó solidificar cada una de las líneas con al menos un hombre fijo, otorgó el arco a José Antonio Rodríguez; en la defensa el liderazgo pasaba por Alanís, y en la delantera el fijo fue Omar Bravo. Sin embargo la fundamental media cancha no encontró un hombre de sus confianzas plenas, lo demás fue todo rotación y búsqueda. En el camino se fueron relegando algunos como el chatón Enríquez, Chapo Sánchez y el Avión Ramírez. La gestión de Almeyda durante el Apertura 2015 dejó claro que no le temblaría la mano para dejar en el banquillo a gente como Salcido o Pereira si su fútbol no acompañaba los requerimientos del equipo.

Para el Clausura 2016 el equipo que juegaúnicamente con mexicanos, se reforzó con el talento y la picardía de Orbelín Pineda, un mediapunta sensación con el Querétaro; integró también al polivalente Gullit Peña y recuperó a algunos jóvenes que tenía desperdigados por varios clubes. Las bajas del rebaño fueron Marco Fabián (Eintrack Frankfurt), Chatón Enríquez (León) y Carlos Fierro (Querétaro).

Ya en el trascendental campeonato y con las incorporaciones desempeñando un rol ofensivo vital, Almeyda se dio el tiempo de buscar el parado táctico más conveniente pasando por el 4-4-2 y 4-2-3-1 ya conocidos, por el arriesgado 4-3-3 hasta los poco convencionales 5-4-1 y 4-5-1 sin resultados satisfactorios al arranque. Cuando Matías entendió que lo que le había favorecido el semestre anterior se podía implementar y perfeccionar, Chivas comenzó a encadenar buenos resultados. Con un Orbelín Pineda cargando el peso ofensivo del equipo, un Brizuela como en sus mejores tiempos partiendo por banda y la irrupción de Cisneros como un habitual titular que marcaba diferencia, Almeyda sopesó la posibilidad de darle la manija de la media punta al Gullit y utilizar de 9 al joven Zaldívar en detrimento del histórico Omar Bravo. Situación más que justificada a la luz de los resultados. Cota le comió terreno a Rodríguez y se quedó con el arco y la pareja de centrales Salcedo-Pereira se convirtió en fija. Después está la correcta conducción del Pelado sobre Chofis López, un talento que ha llevado de a poco y las decisiones de sentar a alguno que no vivía buen momento, sin importar el nombre o la trascendencia, dedos López, Salcido y Omar Bravo.


El buen quehacer del argentino recientemente se vio recompensado cuando le extendieron el contrato por 5 años más, parece tener toda la confianza de la plana mayor. Una Copa MX y una clasificación a la liguilla son su bagaje de momento. Matías tiene todo para convertirse en un entrenador de leyenda en el rebaño, sus aptitudes hablan por él.

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