Por: Ricardo Andreutti (@RickyAndreutti)
Subo rápido del desayuno (estamos concentrados con el
equipo y, como buena concentración previa a un partido, solo se ve fútbol, se
respira fútbol y se habla de fútbol. Por lo menos lo vivo así), prendo la tele
rápido y están los equipos listos para el pitazo inicial.
Yo, entusiasmado por ver dos estilos totalmente distintos
que dominan La Liga. ¨El cholo¨ Simeone contra Jorge Sampaoli, dos catedráticos
de filosofías tácticas totalmente antagónicas se enfrentan en un duelo que,
aparte de disputarse la punta de la liga: finalmente no son sólo Barca y
Madrid, se juega el morbo popular de la estética del juego de posesión contra
el más que conocido juego rígido de Simeone.
El chamo (mi compañero de habitación es uno de los
juveniles, a lo largo del semestre me tocó concentrar con muchos de ellos), se
mete a bañar. ¨ ¿De verdad?¨, me digo. ¨Cómo se va a meter a bañar ahora¨. En
ese momento recuerdo haber concentrado un par de semanas antes con otro juvenil
que prefería ver su teléfono antes que la entrevista de Lothar Matthaus.
Van 30´del primer tiempo, Sevilla tiene el 70% de
posesión pero el Atlético con una presión bien selectiva lograr generar más
situaciones de peligro recuperando y atacando vertiginosamente.
Me fijo en N´Zonzi: el francés del equipo andaluz trota,
¨este tipo trota la cancha pero llega al área rival y aparte se mete entre los
dos centrales para darle salida al equipo, encuentra siempre el pase entre
líneas con ¨Mudo¨ Vásquez y Nasri, es un genio¨. Al mismo tiempo me fijo en
Gabi: ¨no, no es que corre tanto como se cree, el tipo sabe determinar los
momentos para generar superioridad numérica en toda la cancha, para marcar y
dar opción de pase, aunque sobre todo, para marcar¨.
El chamo prende el secador de cabello después de media
hora en el baño (...)
Termina el primer tiempo e inmediatamente busco la
incondicional Giostra dei Gol en la RAI. Aparte de ver el resumen de todos los
partidos de la Serie A, no dependo de alguna compañía de cable en particular
para ver el Calcio, está en todas. Yo crecí, naturalmente esperando siempre el:
squilli di tromba (sonido de la trompeta) cada vez que había un gol en otra
cancha, para pasar a la otra transmisión y ver el gol; viendo la Serie A de
pequeño con mi viejo. Yo mal acostumbré a estos tarajallos, en cada
concentración, a quitar la vista del Smartphone en cada Schuili di tromba solo
para ver los goles. En ese momento Kalinic aumentaba la cuenta de la Fiorentina
sobre el Cagliari.
Comienza el segundo tiempo en La Liga.
Sigo embelesado con el juego posicional de N´Zonzi: en
vez de ser los dos mixtos los que fijan a los volantes de primera línea rival,
es él, y hasta lo hace con los centrales siendo el medio centro, ¨Este tipo
entiende todo¨, me digo buscando el cómo poder hacerlo. A los 10 minutos en una
jugada por derecha, va rompiendo líneas trotando. Si, trotando. En todo momento
se nota que sabe cómo va a terminar la jugada. Ya es muy tarde para Godin,
N´Zonzi cambió de ritmo y quedó mano a mano con el portero, 1-0 para los de
Andalucía.
El chamo en el baño otra vez, haciendo: qué se yo qué.
¨¿A qué hora juega el Milan? ¿A qué hora juega el
Milan?¨. Me meto en la app de mi teléfono: ¨2:45pm, no lo puedo ver, (…)su
madre. Ya estaré en -el estadio- La Carolina¨. Listo, en lo que estaba.
El chamo salió del baño y entró de nuevo en el mundo hipnótico
smartphoniano, ¨bah…¨
Sigo: ¨Tienen todo el partido sin dársela a Juanfran. Lo
mejor que hace el tipo es generar superioridad por la banda y Correa no le da
una¨. Los extremos del Sevilla esperan con mucha paciencia bien arriba, fijan a
los laterales, le generan mucho espacio a los interiores para jugar. ¨Con razón
Nasri la rompe jugando en esa posición¨, pienso.
Termina el partido, Sampaoli cada vez afianza más su
idea. El Atlético de Madrid pierde un largo invicto. Un partido tácticamente
divino. Cambio de canal y veo que el Inter lo pierde con el Atalanta faltando
diez minutos. Son las 11:07am y comienzo a desperezarme.
11:18pm (...)
- ¿A qué hora es el almuerzo?- pregunta el chamo.
Pienso: ¨hasta que habló¨, - Ya, mi pana-.
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