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Por: Agustín Vigo (@Agusvigo)

A partir de la situación comprometida en la que se encuentra Argentina, se instaló en el ambiente futbolístico que en Brasil había que “ganar como sea”. Pero ¿qué significa ganar “como sea”? Acaso cuando a un equipo le va mal ¿puede superar el mal momento con el simple “ganar como sea”?


Para jugar en Belo Horizonte, Bauza dispuso un equipo que aparentaba ser menos ofensivo que los anteriores puestos en cancha. El esquema utilizado para iniciar el partido era más cauteloso, con cuatro mediocampistas y dos delanteros en vez de los tres utilizados anteriormente. Sucede que la mala situación de la Selección fue interpretada por el entrenador y la mejor solución que encontró a los malos rendimientos fue el cuidado del arco propio (hecho que no sucedió) dejando de lado la generación de juego ofensivo desde el mediocampo.


El partido fue equilibrado hasta los 30 minutos del primer tiempo, momento en que llegó el primer gol de Brasil tras un desajuste defensivo y una gran definición de Coutinho. Hasta allí, se repartieron la posesión de pelota, ninguno generaba riesgo en el arco rival y la prioridad era cuidar el cero en el propio. Lucas Biglia intentaba ser la conexión entre Messi, Higuaín y los mediocampistas, Enzo Pérez participó en varias ocasiones de manera positiva y colaboraba con Zabaleta en defensa para evitar que Neymar juegue mano a mano contra el lateral derecho.  Sin embargo, el primer gol llegó cuando Neymar se desprendió rápido de la pelota y encontró a Coutinho por el centro, con Mascherano saliendo a marcar tarde y Otamendi lejos para apoyarlo, encaró hacia el medio y definió de manera impecable.



Al poco tiempo se produjo el segundo gol de Brasil, otra vez por el sector derecho de la defensa, que marcó quedó mal parada tras una pérdida y salida rápida. Zabaleta llegó tarde a cubrir su sector, no hubo coberturas, todos siguieron a la pelota y ninguno a Neymar, que cortó solo hacia el arco.


Fueron dos errores graves que se pagaron con goles en contra, ante un equipo que aprovechó al máximo los espacios, potenció a sus mejores jugadores en los sectores que peor se desempeña Argentina y convirtió los goles.

La conexión entre defensores, mediocampistas y delanteros no se logró. Mascherano fue el jugador que mayor cantidad de pases realizó, seguido por Biglia y los defensores, lo cual significa que el equipo careció de un conductor y por lo tanto de elaboración de juego para favorecer el avance de Messi y el solitario Higuaín, quien no recibió ninguna pelota adentro del área.  


Con aquel problema y dos goles en contra, Bauza decidió el ingreso de Agüero por Enzo Pérez, aun cuando el mediocampista derecho había cumplido una buena primera mitad y la falta de elaboración era el principal problema a resolver para buscar el arco rival. Con tres delanteros en cancha, el equipo no fue más ofensivo ni generó peligro, el desorden se apoderó nuevamente de Argentina, al igual que contra Paraguay. Con espacios, Brasil encontró comodidad y convirtió el tercer gol tras una nueva falla defensiva, en este caso, de Emanuel Más. Ambos laterales fueron decisivos en los goles en contra y en el desequilibrio individual rival, Brasil optó atacar por ambas bandas, sabiendo que era el lugar del campo más vulnerable de Argentina.


Tras una dura derrota en Belo Horizonte, queda en evidencia que para ganar o al menos tener chances de hacerlo, hay que tener una clara idea de juego. El entrenador deber ser el primero en estar convencido de dicha idea, transmitirla a los jugadores y ponerla en práctica en los partidos. Hasta ahora los nombres y esquemas han cambiado pero los resultados son los mismos ¿Habrá tiempo de encontrar la identidad antes del final?


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