Por: Gabriel González (@Gabochini)
El fútbol es como una orquesta; se necesita ensayo para
desarrollar correctamente lo planeado. Este deporte no se comporta de una
manera tan sistematizada por cuestiones que escapan de la razón, y acá es donde
caemos en la "dinámica de lo impensado", frase que desnuda el
comportamiento de este juego, pero indudablemente guarda pequeñas similitudes
con el ejemplo dado.
Ya se disputó la novena jornada del fútbol argentino, y cada una
de las treinta escuadras que compiten en la máxima categoría, aprovechando el parate por las eliminatorias, trabajan
en corregir sus errores y potenciar sus virtudes. Para los equipos como
Independiente, cuadro que se encuentra en plena reestructuración y modificación
por la llegada de su nuevo entrenador, sólo le queda seguir ensayando las
partituras que deberán sonar a la perfección sobre el verdoso escenario a
partir de la jornada próxima.
La práctica, fundamentalmente, es la que permite que el equipo
avance y vaya adaptándose a la propuesta del entrenador; la repetición establece y la corrección mejora, y a esto es a lo
que le tiene que sacar provecho Gabriel Milito cada día. Con una idea de juego
que exige tiempo para llevarse a cabo de manera correcta, Gaby, gradualmente, va progresando en lo que quiere que sus
jugadores cumplan dentro de la cancha, luego de atravesar una serie de
resultados que no dejaron satisfechos a los ambiciosos hinchas del rojo de
Avellaneda en el inicio de su mandato.
Desde hace varios partidos, se vienen vislumbrando cosas de este
equipo que cada vez van saliendo a flote de forma más automática, como lo
requiere esta manera de jugar. Conformada por jugadores con un claro sentido de
juego, resulta mucho más sencillo aplicarla metodológicamente en cancha, y esto
sin duda alguna se viene demostrando con el pasar de los minutos, por este
motivo hay que darle tanta relevancia al tiempo y a la paciencia; poco a poco
se van cosechando los frutos del trabajo.
Unificando conceptos imprescindibles, Independiente pilotea el
terreno de juego como uno sólo paso a paso. Luces de lo que exige el director
técnico van encendiéndose y esto debería dar un segundo aliento al fanático que
pide a gritos victorias de forma consecutiva. Se viene un duro reto como el de
la jornada siguiente —partido contra San Lorenzo, uno de los equipos que mejor
está jugando en Argentina— y la premisa será cumplir con el cometido para
continuar evolucionando como conjunto y así establecer por fin una propuesta
tangible y evidente de la cual aferrarse cuando los buenos tiempos ni siquiera
asomen; escenario perfecto para que se dé lo mencionado. A esto debe responder
Independiente.
Si el equipo de Milito consigue ser consecuente con el paso del
tiempo, dará el salto de calidad que tanto espera el mundo del fútbol. Algunos
cimientos tácticos se van cocinando a fuego lento, y con constancia se
aplicarán con más naturalidad. Valores para cumplir la tarea los hay, capacidad
del navegante de este Barco también, entonces lo correcto es exigir en este
momento calma y apoyo.
Se reconoce que en un club como Independiente el tiempo es lo
que menos sobra, pero si se brinda explayantemente, creo que los beneficios
serán justificados por la espera. Existe desde esta parte la convicción de que
Independiente causará revuelo a mediano plazo si logra sustentar y potenciar su
modelo de juego, adhiriendo con paciencia mejores piezas y conceptos que
respondan a la causa, y para que estas aspiraciones se materialicen y conduzcan
próximamente a buenos resultados, antes que todo se necesitará primordialmente
una cosa: paz.
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