Por: Gustavo Laguardia (@AKD_GustavoL)
La
Selección Argentina de fútbol juega en las presentes eliminatorias para el
mundial de Rusia 2018, de acuerdo a como se votó en AFA en diciembre de 2015
para elegir su presidente, es decir, 38 + 38 = 75. No, no es un error, estamos
leyendo correctamente. Votaron 75 personas, pero hubo un empate en el resultado
final. Así juega nuestra Selección siempre…, al absurdo, al absurdo en toda su
dimensión.
Absurdo que nos alerta sobre el sin sentido de lo que va a acontecer, que se
refleja en la lista de convocados, en los dibujos tácticos, en los nombres para
llevar a cabo tácticas y estrategias, en las tácticas y estrategias que no
reflejan una idea de juego, en las ideas de juego que jamás aparecen claras, en
la claridad que oscurece en la medida que intenta ser clara, en la clara
confusión (quizá la única cosa clara) del actual entrenador Edgardo Bauza.
Sin embargo, no es el objetivo de esta reflexión hablar de nombres, tácticas y
estrategias y/o ideas de juego, ni tampoco acerca del entrenador y los
jugadores que elige. El objetivo de este ensayo es poder pensar respecto de lo
que nos puede pasar, futbolísticamente hablando, si nos atenemos al mensaje
mediático y exitista de que contra Colombia hay que “ganar como sea”.
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¿Qué incluye “ganar como sea”? ¿Incluye pegar patadas al
rival, cortar el juego con faltas, vencer al equipo contrario con un gol mal
convalidado, tirarse al piso para hacer tiempo porque vas arriba en el marcador
con un gol ilegítimo, simular lesiones, pedir tarjetas para los rivales con el
gesto típico de la mano ‘moviendo una banderita’, protestar todas las
decisiones al árbitro para desnaturalizar el partido, pegarle a la pelota “pum,
para arriba”, tardar tres minutos en salir de la cancha si te toca ser
reemplazado, generar tumultos, etc?
¿Qué no incluye “ganar como sea”? ¿No incluye jugar bien,
ser paciente, aprovechar la posesión de la pelota para buscar el mejor pase, no
cortar el juego con infracciones (la ‘falta táctica’ es una falacia), respetar
al adversario, recuperar el balón lo más rápido posible con presión en campo
rival, salir jugando desde el fondo, utilizar las más maravillosas estrategias
que existen para desembarazarse de un rival, por caso, tirar un ‘caño’, una
‘rabona’, la ‘boba’, la ‘bicicleta’, una ´tijera’ o una ‘chilena’, hacer goles
colectivos y/o individuales fruto de todo lo anterior, etc?
¿Qué mensaje estamos dando cuando decimos hay que ganar como sea?
En última instancia, ¿qué será, futbolísticamente hablando, “ganar
como sea”?
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