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Víctor Grao (@VictorGrao


El Padre Igor reza por Chapecoense. Los hace más cercanos al señor a través de la iglesia donde predica. Así hace desde hace años. No es un impedimento que San Lorenzo tenga una ventaja divina: el Papa Francisco. Y no es un motivo para frenar los rezos porque en el fútbol son once contra once.

Chapecoense tan solo ha estado en dos competencias internacionales. Cuando el equipo del barrio de Boedo ganó su Copa Libertadores en 2014, los de Chapecó ascendieron por primera vez en 40 años de historia a la Serie A de Brasil.

De hecho, si nos ponemos más exquisitos con el tiempo, cuando Diego Simeone fue entrenador de San Lorenzo, Chapecoense accedió por vez primera a la Serie C de Brasil. Hablamos del año 2009. Desde ahí ha sido solo ascender. En 6 años, pasaron de jugar en la cuarta categoría del fútbol brasileño a disputar su primera competencia internacional: Copa Sudamericana 2015.

El Verdão es un equipo humilde. La ciudad de donde proviene tiene tan solo 185.000 habitantes, muchos menos que los que pueden tener las ciudades de donde provienen el resto de los semifinalistas de Copa Libertadores: Atlético Nacional de Medellín, Cerro Porteño de Asunción y San Lorenzo de Buenos Aires.

No solo la ciudad tiene poca experiencia en estas lides, sino también sus jugadores. Al margen de su capitán, Cleber Santana, ningún futbolista de la plantilla ha gozado de una vasta experiencia internacional. Su goleador en Copa Sudamericana, Bruno Rangel, no ha jugado más de tres campañas en Serie A de Brasil y su portero –figura contra Independiente en octavos de final– tampoco.


El Padre Igor

El resurgir

Chapecoense militó durante muchos años en los suburbios de las ligas regionales brasileñas. Siendo campeón en varias ocasiones del campeonato caterinense, pero de allí no salía. Una crisis económica lo llevó a estar al borde de la desaparición en los primeros años de este siglo, pero una movida legal con un pequeño cambio de nombre lo logró mantener a flote.

Pero el verdadero resurgir inició en 2005, cuando un grupo de empresarios de Chapecó apadrinaron al equipo y cancelaron una deuda de 1.5 millones de reales que adeudaban anteriores gestiones.

La clave fue que de lo recaudado se destinaría un 70% para el fútbol y un 30% para el pago de la deuda. Finalmente en 2013 se logró solventar.


Bruno Rangel anotando su primer gol en Serie B con Chapecoense

La buena gestión de fondos

Una de las principales premisas del club es gastar únicamente lo que se gana, para no tener deudas. Así lo reflejó un ranking del Banco Itau BBA, siendo Chapecoense el club con menor deuda a pagar de todo el Brasileirao en 2015.

Además, si se compara los derechos de TV del club con respecto a los grandes del fútbol brasileño, queda diezmado. Tan solo ingresan 28 millones de reales, comparado con los 170 millones de Corinthians, por ejemplo.

Para poner en contexto, el año pasado el jugador que más ganaba era 90 mil reales y la nómina completa se pagaba con 2 millones de reales.

La clave del éxito

Chapecoense cuenta con analistas de desempeño de jugadores. No porque un club haya salido de algún futbolista significa que tenga mal rendimiento. Al contrario, los ojeadores se fijan y contratan a jugadores que pueden funcionar en el plantel, sin importar edad, condición social o lugar de origen. 


Ahora buscan hacer historia. Ser el Independiente del Valle de Libertadores o el Leicester City de la Premier. Hasta ahora, semifinales es lo más lejano que han llegado más allá del Campeonato Catarinense. 

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