Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
Noel Sanvicente quiere un equipo solidario. Tanto con balón como sin él. Esta semana jugó par de amistosos ante Estudiantes de Caracas. Ambos de cuatro tiempos de media hora cada uno. Jugó con dos onces, uno cada hora. Si se quiere interpretar que ya el técnico maneja un equipo “A” y “B”, es válido. Pero más allá de eso, se nota que quiere trasladar la idea de juego a toda la plantilla. Los 22 jugadores que hicieron fútbol en Cocodrilos Sport Park jugaron, con ciertas diferencias, a lo mismo.
Cuando el técnico rojo dicta la alineación antes del partido, pensé en un
4-2-3-1. Hay 4 jugadores de vocación ofensiva del supuesto primer equipo: Arace, Castro, Farías y Arrieta.
Pero no fue así. La idea era una especie de 4-3-3. Sin embargo, los componentes
del sistema no estarán siempre en las mismas zonas. La medular estaba compuesta
por un doble pivote y un extremo retrasado para apoyar al equipo sin balón. Ese
que bajaba a completar el dibujo era Arace por la derecha o Castro por la
izquierda.
Estos movimientos tienen varias razones. Uno de ellos es porque el equipo
sale jugando por los costadps. De modo que el circuito de pase implica
intervenciones laterales, con ciertos apoyos en los pivotes. Otra razón es
intentar sobrecargar un flanco para, si la jugada lo demanda, sorprender por el
otro. Cuando la jugada se gesta por la izquierda, Arace se descuelga casi como
un “wing” para darle volumen de juego al equipo. Está a un nivel de juego en el
que se nota que ha dejado los estudios.
Cabe acotar que el tridente también hace rotaciones en el frente de ataque.
Farías y Arrieta se comparten la posición del “9” y el otro miembro podía bien
ventilar juego o llegar a la medialuna como falso nueve. También está el hecho
de que este cotejo se dio sin Wuilker Faríñez, Daniel Saggiomo, Sergio Córdova
y otros rojos que están en el Sudamericano Sub-20.
Califiquemos al Caracas que quiere Chita como un “desorden organizado”.
Sonará paradójico, pero los equipos que mantienen una forma específica se
vuelven predecibles. La clave del fútbol ofensivo es desordenar al rival para
hacerlo vulnerable a ser desbordado.
Tampoco estos sean los patrones de juego que vayan a predominar durante la
pretemporada. Un equipo es una cosa maleable, sin forma fija. Habrá cambios,
porque el único constante en el universo es el cambio. Y más cuando se trata de
un equipo conformado por humanos.
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