Ignacio Benedetti (@IBenedettiP)
Tras cuatro partidos, tres
de los cuales como titular, Yeferson Soteldo no ha sido el futbolista
desequilibrante que todos conocemos. O por lo menos no ha encontrado como
sostener su juego en largos períodos de los duelos.
El hincha se desespera.
Ante la falta de gol y de contundencia, el seguidor de la selección apunta a
Soteldo como una de las causas de este suspenso que ha caracterizado el andar
de la selección sub-20. Identifican al camiseta diez como alguien que traslada
en exceso o que retiene el balón sin necesidad. Lo ideal en este caso es
revisar si esas conductas son causa o consecuencia. En mi opinión es la segunda
opción la que define el rendimiento del futbolista portugueseño.
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El fútbol es un juego
colectivo. No se puede explicar la actuación de un jugador si no se pone en
contexto con lo que hacen sus compañeros y con las respuestas del rival. En el
caso del volante criollo, sus mejores prestaciones han sido cuando se ubicó por
el centro del campo o por el costado derecho, zonas en las que su dribbling no
era la única herramienta que podía emplear, dada la cercanía de sus compañeros.
Las siguientes imágenes
explican mucho mejor lo que estas líneas plantean:
Ahora bien, si por el
contrario, Soteldo o cualquier futbolista recibe la pelota y sus posibles
socios están a 10 metros o más de distancia, las posibilidades de sostener la
maniobra se reducen considerablemente. Esto que aquí señalo es una de las
debilidades de este fútbol de transiciones: la dificultad extrema de mantener
la titularidad del balón. Es muy complicado superar situaciones de 2×1 o hasta
de 3×1.
Lo deseable, en el caso de
la selección que conduce Rafael Dudamel, es que estos pases largos que definen
al equipo se combinen con una construcción de juego más colectiva. El primer
tiempo ante Uruguay y el segundo ante Bolivia constituyen la prueba de que la
selección sabe utilizar ambas herramientas. Ahora que por calendario se suma un
día más de descanso bien podrían repasarse esas acciones para que los
futbolistas retomen la confianza, lo mismo que Soteldo deje de ser la
referencia inmediata para los rivales.
Recordemos: este es un
juego en equipo, una actividad colectiva. Ni el mismísimo gol de Maradona a los
ingleses fue, en su naturaleza, una jugada individual: sin los movimientos de
sus compañeros, la humanidad no hubiese disfrutado de semejante joya.
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