El grito
desenfrenado de Luis García era el grito de todo el pueblo arequipeño. Un grito
de desahogo para sacudirse de aquel fantasma llamado “cero puntos” que aún
rondaba por las faldas del Misti. Bernardo Cuesta había sido el último hombre
rojinegro en haber anotado en la Conmebol Libertadores Bridgestone, sin
embargo, aquella ocasión Colo Colo fue más. Por eso, el gol de García tuvo un
sabor distinto. Porque delante estuvo un equipo como Emelec que no escatimó
esfuerzos para solventarse ante la expulsión de Caicedo. Porque una caprichosa
llovizna se hizo presente en la tarde-noche copera. Porque costó.
Roy Galdos (@RRGaldos)
Ver cómo Atlético Mineiro, Independiente del
Valle y Colo Colo, se llevaban con total comodidad los puntos de Arequipa en la
pasada Conmebol Libertadores Bridgestone, significó un punto referencial para
afrontar de manera distinta el torneo continental de esta temporada. Esta vez
como subcampeón, el trabajo veraniego en Melgar estuvo centrado en la búsqueda
de refuerzos apropiados que se adapten rápidamente a la propuesta de Juan
Máximo Reynoso. Además, claro está, de asumir las responsabilidades que dejaron
los futbolistas que partieron de tienda rojinegra a finales del 2016.
‘El Bombillo’, el
punto de partida
Emelec, un rival de por sí incómodo, era la
primera visita del ‘León del Sur’.
Con esa mochila de candidato que año a año le cuesta llevar en los torneos
internacionales, los dirigidos por Alfredo Arias llegaban a este choque sin
haber conocido derrota alguna en la Serie A ecuatoriana, donde comparten la
punta con Delfín y Universidad Católica. Melgar, por su parte, es sublíder de
su serie en el Torneo de Verano 2017, llegando también en condición de invicto
y con un partido menos.
Dibujos bajo el
Misti
Juan Reynoso es un técnico impredecible, y las
alineaciones que envía al terreno de juego no son la excepción. Sin embargo, un
torneo como la Conmebol Libertadores Bridgestone, te condiciona –queriendo o no
queriendo- a utilizar no solo a tus mejores futbolistas, sino a los mejores
intérpretes de tu idea. Es así que, con esa premisa, Reynoso solo empleó dos
variantes en relación al último equipo que utilizó en el Torneo de Verano.
Los ingresos de Jean Pierre Barrientos y
Hernán Hinostroza por Alexis Arias y Luis García, respectivamente, fueron las
únicas modificaciones en el cuadro local. En tanto, el portero, la línea
defensiva y los tres atacantes, fueron los mismos que enfrentaron a Sporting
Cristal.
Del lado contrario, Alfredo Arias, además de
enviar al terreno de juego a Carlos Moreno y Fernando Gaibor, modificó su dibujo
táctico en relación al último partido ante Fuerza Amarilla. De jugar en Machala
con un ofensivo 3-4-3, pasó a jugar con un 4-4-2 que por momentos se convertía
en un 4-4-1-1, con Marcos Mondaini retrocediendo unos metros para asociarse con
Gaibor y Quiñónez. Moreno pasó a completar última línea junto a Óscar Bagüí, Fernando Pinillo y Jordan
Jaime, siendo estos dos últimos los centrales.
Ingredientes
variados
El pitazo inicial de Sandro Ricci significó el
rápido posicionamiento de Melgar en área emelecista. Omar Fernández, Emanuel
Herrera y Daniel Chávez eran los primeros en presionar a Fernando Pinillo y
Jordan Jaime. Emelec, al ser un equipo que en la mayoría de veces prioriza salir
jugando desde Esteban Dreer, tuvo complicaciones para avanzar desde ese
concepto. Asimismo, la presión rojinegra no solo se ponía en manifiesto con sus
atacantes, sino también con sus mediocampistas interiores, que presionando a
Pedro Quiñónez y Fernando Gaibor, evitaban que Emelec pueda progresar en
ataque.
La actitud de Melgar generó dudas en la
visita. Emelec no sabía si presionar con un alto volumen de futbolistas o
esperar a luchar el juego en el medio, donde probablemente hubiera sacado
ventajas con sus dos mediocampistas centrales mixtos, Pedro Quiñónez y Fernando
Gaibor.
En esa disyuntiva ecuatoriana, Anderson
Santamaría y Minzum Quina tuvieron el espacio suficiente para no complicarse
con el balón en los pies. Además, Quina pudo enviar sus característicos pases
cruzados –no pelotazos- para encontrar a los extremos o a Emanuel Herrera.
Un condicionante externo que influyó en el
desarrollo del partido fue la intensa llovizna que caía del cielo arequipeño.
Adelantar las líneas supone asumir riesgos si es que el achique en el medio no
es acompañado de una presión al poseedor del balón. Y en un campo mojado y
rápido con el del Estadio Virgen de Chapi, no ser preciso significaba perder
estabilidad en el campo. Emelec encontró ahí el camino para que el balón llegue
a sus hombres ofensivos, en este caso, Marcos Mondaini. El ex delantero de Boca
Juniors se recogía para posicionarse a las espaldas de Ascues, Hinostroza y
Barrientos, ganando suficiente espacio para estar mano a mano con Santamaría y
Quina. Cuando esto ocurría, Gaibor se soltaba desde el centro, y por las bandas
Caicedo y Preciado se desprendían para generar amplitud.
Así fue como se empezó a equiparar el partido.
Aunque Emelec siguió teniendo problemas con la presión de los atacantes
rojinegros, Fernando Gaibor, poco a poco, tuvo más protagonismo en el juego, y
así, Mondaini, Preciado y Caicedo tuvieron respaldo detrás de ellos.
En tanto en Melgar, parte de la diferencia
para contrarrestar los ataques ecuatorianos estuvo en las oportunas
anticipaciones de Anderson Santamaría y Dahwling Leudo por el sector derecho
(entre ambos sumaron 6 recuperaciones en el primer tiempo), apoyados también
por Daniel Chávez. El retroceso del ex Universidad César Vallejo derivó también
en su poco aporte en ofensiva.
Para las respuestas de Melgar los más
participativos fueron Emanuel Herrera y Omar Fernández. Herrera buscó siempre
estar entre Pinillo y Jaime, moviéndose constantemente para apoyar los
desprendimientos de los volantes interiores. Así tuvo dos situaciones claras
que fueron bien contenidas por Dreer. Por su parte, Fernández estuvo incisivo
ante un Carlos Moreno que pocas veces pudo contenerlo; empero, hubo situaciones
en las que el colombiano decidió mal.
Melgar en fase
ofensiva y defensiva
Emelec en fase
ofensiva y defensiva
Con el correr de los minutos el partido se fue
emparejando aún más, con cierta tendencia favorable a Emelec. Hernán Hinostroza
y Jean Pierre Barrientos empezaron a tener poca participación desde su posición
como interiores, por lo que en ocasiones los balones largos a Herrera se
volvieron en un arma de doble filo para Melgar. Si esos balones no terminaban
en una jugada de peligro en la portería de Dreer, el rápido tránsito de
Quiñónez y Gaibor obligaba a los mediocampistas locales a correr detrás del
balón, siendo las espaldas de estos el principal hueco aprovechado por el
cuadro eléctrico.
Emelec aprovechó al máximo los errores
constantes de Hinostroza y Barrientos. De igual modo, la influencia de Emanuel
Herrera contrastó con la de sus compañeros, ya que al ser los pases largos de
Quina y Santamaría la única alternativa para buscarlo, el argentino fue mejor
referenciado por Pinillo y Jaime.
Si hasta ese entonces el partido mostraba
señales de igualdad, el molde se rompió con la discutible expulsión de Romario
Caicedo. El extremo ecuatoriano, recién llegado como refuerzo de Fuerza
Amarilla, friccionó con Nilson Loyola estirando riesgosamente su brazo.
Seguramente Sandro Ricci interpretó que hubo mala intención del 22 eléctrico, y
no dudó en mostrarle la roja y enviarlo a las duchas.
Desde ese instante ambos técnicos tuvieron que
hacer borrón y táctica nueva para adaptarse a esa condicionante. Arias
retrocedió a Mondaini a la posición de Caicedo, dejando como única referencia
de ataque a Bruno Vides. Eso motivó a que Nilson Loyola tenga mayores
libertades para trepar por el sector derecho emelecista. Melgar, en algunas de
sus fases ofensivas mostró al 29 como un volante más, quedando dibujado un
3-4-3 en ataque.
Emelec y Melgar
post expulsión de Caicedo
Tras la expulsión de Caicedo, como era de
esperarse, Melgar se adueñó del balón. Sin embargo, en los últimos quince
minutos del primer tiempo en donde los locales tuvieron la posesión del
esférico, no lograron perforar con peligrosidad la doble línea de cuatro
impuesta por Emelec. El cuadro guayaquileño estuvo atento para presionar
zonalmente en campo propio, y de esa manera aguantar hasta el cierre de la
primera mitad.
Melgar no pudo reflejar posicionalmente el
hecho de estar con un hombre más. El repliegue y presión de Emelec propició la mala
ocupación de los espacios de los futbolistas rojinegros. Las posesiones se
hicieron demasiado largas y sin ningún generar la profundidad necesaria para
romper un bloque tan junto como el ecuatoriano. Ni Fernández ni Chávez pudieron
desequilibrar por sus bandas. Bagüí y Moreno estuvieron atentos, al igual que
Pinillo y Jaime para referenciar a Emanuel Herrera.
Curiosamente, desde que Emelec se quedó con
uno menos empezó a llover con mayor copiosidad, siendo esto –al parecer- una
variable con mayor influencia que la misma superioridad numérica.
¿Costo o
consecuencia?
Para el complemento ambos técnicos regresaron
con una variante bajo el brazo. Arias envió al campo a Marlon de Jesús, un
delantero más acostumbrado a batallar con los centrales, en lugar de Bruno
Vides, que ya con la desventaja de perder a Mondaini como acompañante, estuvo
inoperante durante gran parte del primer tiempo.
En Melgar, con la misión de darle el
desequilibrio y –sobre todo- claridad que había carecido la zona interior, Luis
García fungió de revulsivo para la segunda parte. Quedando Carlos Ascues más
fijo como ancla, Barrientos y García se ubicaron delante del 6.
Melgar y Emelec
(segundo tiempo)
Pese a que Melgar contaba con un hombre más,
al igual que en el último tramo del primer tiempo, no pudo reflejar su dominio.
El transito del balón se hizo muy lento y predecible cada vez que los locales
tenían el balón. El repliegue y la presión zonal de Emelec evitaron que el
conjunto arequipeño pueda incursionar con facilidad en zonas de peligro.
Además, cuando estos tenían el balón defendían su desventaja con la posesión
del mismo.
De esa manera, Chávez, Fernández y Herrera
gravitaron en espacios donde no influían en el juego. Incluso Emanuel, al
sentirse aislado y con poca participación, se vio obligado a salir de su
posición –facilitando aún más el trabajo de Pinillo y Jaime-.
Juan Reynoso leyó error en el que estaba
cayendo su equipo. Para encontrar una solución, envió al campo a Ysrael Zúñiga
en lugar de Jean Pierre Barrientos. ‘El
Cachete’ se ubicó detrás de Herrera, para desde esa posición atacar el
espacio que el argentino liberaba al atraer a los centrales de Emelec.
La salida de Barrientos hizo que Luis García
asumiera el timón del equipo. Con Ascues como mediocampista central, el 7 quedó
flotando detrás de Zúñiga y Barrientos.
Melgar con el
ingreso de Ysrael Zúñiga
En cierta medida, el replanteo le estaba dando
frutos a Melgar. Sin embargo, cada vez que el reloj se acercaba a los noventa
minutos, Emelec retrasaba más sus líneas. Tuvo mucho que ver la respuesta de
Alfredo Arias, que al ver el ingreso de Zúñiga, colocó un central (Christian
Ramos) más para formar un 5-3-1 ultradefensivo.
Los caminos para llegar al área de Dreer se
despejaron solo hasta ¾ de campo emelecista. Melgar no pudo filtrar un pase lo
suficientemente preciso para dejar a alguno de sus delanteros con ventaja para
rematar a portería.
La respuesta ante la escases de soluciones
estuvo en los pies de Luis García. Su ingreso le había dado a Melgar esa pausa
que necesitaba para hacer lo que pedía el partido. Porque tener pausa para
pensar no es lo mismo que pensar pausado; los de Reynoso estaban cometiendo el
error de hacer lo segundo.
En una conducción que no daba señales de
llevar peligro, García eludió la marca de un sacrificado Gaibor, y haciéndose
el espacio para ver la portería de Dreer, sacó un zapatazo para romper el
tablero del empate. La resistencia que había mostrado Emelec pedía una jugada así;
pedía ese grado de atrevimiento que ante situaciones te despeja el camino.
De ahí en adelante, con el resultado a favor,
Melgar adoptó una posición muy peligrosa. Retrocediendo metros, pasó del 3-4-3
que le había dado la ventaja a un exagerado 4-5-1. Eso alentó a que Emelec
cambie su 5-3-1 por un 4-3-2, con Mina –que había ingresado por Preciado- y
Marlon de Jesús hostigando a los defensas locales. Así fue como el propio De
Jesús tuvo la opción de poner el empate, sin embargo no pudo dirigir su remate
a las redes protegidas por Penny.
Los minutos pasaron y el triunfo arequipeño se
consumó. Un triunfo de por sí muy sufrido por las circunstancias del partido;
pasando por la lluvia, la expulsión de Caicedo y la respuesta de Emelec ante la
decisión del local de proteger el resultado. Porque a veces no hay mayor riesgo
que no arriesgar. Y siendo Melgar un equipo capaz de resolver los partidos de
muchas maneras, sufrir ya no es una consecuencia, sino un costo. El costo de
ser Melgar.
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