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Por: Matías Sabini (@SabiniMaty)

El primero es el mejor. Siempre. Y este Boca lo fue. En un torneo interminable, el Xeneize pudo sobreponerse a las adversidades y, pese a los altibajos futbolísticos, sacó triunfos contundentes en partidos determinantes cuando todos lo daban por muerto.

La clase de Carlos Tevez en el primer semestre del torneo; la categoría de Fernando Gago y el juego de Pérez en el mediocampo; las gambetas de Ricardo Centurión; las ráfagas en la pegada de Cristian Pavón; la solidez de Walter Bou y la magnífica aparición del alma de Wilmar Barrios fueron los factores claves para la consagración.

Claro, por supuesto. Mención especial y párrafo aparte para Darío Benedetto. Un acierto del cuerpo técnico cuando en los comienzos no rendía lo que se esperaba y Bou, su reemplazante natural, se cansaba de convertir. 21 goles de todas las formas posibles para transformarse en la figura indiscutida y goleador de la competencia. Después de mucho tiempo, tras el retiro del histórico ídolo y goleador Martín Palermo, Boca volvió a tener un centrodelantero categórico en el área.


¿Y cómo olvidarlo, no? A tanto desorden, apareció Barrios. Aquél que llegó casi en silencio pero fue fundamental para liberar el juego de Fernando Gago y Pablo Pérez, tras la ida de Rodrigo Bentancur con la selección juvenil uruguaya. El necesario y clásico volante central tapón que con sacrificio, entrega y corazón se ganó -en poco tiempo- al hincha. Como la historia lo marca, Colombia es Boca.

Un campeón por momentos criticado por su juego, pero desde los números, indiscutido. Desde la fecha 13 nadie pudo bajar a Boca. En 17 encuentros consecutivos miró a todos desde la cima y fue el que más goles convirtió, con la ventaja de poseer entre sus filas al pichichi del certamen. Con falencias en la defensa -que nunca convenció- pero con ráfagas de victorias trascendentales a fin de 2016 (San Lorenzo, Racing Club, River Plate y Colón) y 2017 (post Superclásico, Newell's e Independiente).


Otro dato: derrotó a casi todos sus escoltas en la tabla final de posiciones (River Plate, Racing Club, Banfield, Independiente, San Lorenzo, Newell’s, Defensa y Justicia y Colón). Además, ganó cuatro de los cinco clásicos disputados. Irrefutable.

Por su parte, Guillermo Barros Schelotto se ha convertido en la novena persona en conseguir la consagración tanto como jugador (16) y director técnico (1) con la institución de La Ribera. Un lazo inquebrantable con el club y primordialmente con los hinchas que se cansaron de corear: "Que de la mano, de Los Mellizos, todos la vuelta vamos a dar".


32 Campeonatos, 11 Copas Nacionales, 22, Internacionales y 1 Título de honor. 66 estrellas. #BoCampeón.

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