Diego Sancho (@SanchoDiegoo)
El futuro de Venezuela está en juego y buena parte del mundo lo sabe. La
juventud venezolana está en un momento histórico, se lucha por la búsqueda de
un cambio. Parte de esa vibrante juventud está en Corea del Sur, jugando la
Copa del Mundo Sub-20. El cambio que buscan es por un futuro mejor. En el caso
de los futbolistas, en sus incipientes carreras profesionales.
Una de las intrigas de cara al Mundial sub-20 de Corea era cómo iba a
modificar el dibujo la llegada de Adalberto Peñaranda al equipo. Rafael Dudamel
ya había jugado con el merideño en la selección absoluta, pero no en la
juvenil. El resultado fue lo que decidimos llamar la “PSP” (Ronaldo Peña,
Yeferson Soteldo y Peñaranda, de derecha a izquierda). A partir de ese viraje,
surgió un equipo con la misma disciplina sin balón, pero con más elementos para
desbordar al rival.
Como esa PSP indica, Soteldo ocuparía el carril central frecuentemente.
Esto conlleva a que sea abordado por los defensas centrales con fuerza al
anticiparlo. Tomando en cuenta su débil biotipo, una solución ante tal
desventaja es un retroceso como falso 9, de manera que
sus compañeros de banda tuviesen más espacio. Sí, esto sacrifica parte
considerable de su cual de participación ofensiva. Salvo ciertas galopadas en
contragolpe, el juego ofensivo de Soteldo no ha llegado a su esplendor en
Corea, pero por ahora el equipo no lo acusa.
Uno de los puntos a favor es que
cuando la salida de balón es en largo y aérea, Soteldo tiene dos posibles
pivoteadores: Peña y Peñaranda. Pero no siempre va por adentro y Peñaranda
tiene desplazamientos por todo el frente de ataque. En esos recorridos, el ex
Zamora cubre el espacio dejado por el vigiense. Por lo general, el jugador con
más libertades ofensivas es el que más talento alberga, pero eso no ha
entorpecido la armonía con la que se desenvuelven al ataque.
Rafael Dudamel le hizo un llamado de
atención al jugador del Málaga durante la Copa América Centenario: los volantes
ofensivos que no marcan en el fútbol actual están obsoletos. En ese sentido ha
corregido a su comportamiento sin balón, pero pocos con la solvencia de Ronaldo
Peña. El primer gol de Venezuela en Corea es de su autoría, pero lo hizo luego de robar el balón. Ante México
también fabricó jugadas de peligro interceptando el esférico. Peña hace un
trabajo excelente cuando no le toca finalizar. Si tuviese mejor destreza
definiendo, sería uno de los delanteros más prometedores del mundo.
No hemos abordado al goleador del
torneo: Sergio Córdova. Ante este
fenómeno anotador que deja desprevenidos a ojeadores de todo el mundo hay que
acotar que en torneos de verano siempre hay varios goleadores sorpresa. Al ser
un torneo tan corto, se estudia con mayor severidad al rival y se busca
neutralizar a las piezas ofensivas clave. El fútbol de copa internacional es
así. Al haber tantas referencias ofensivas, el espacio dejado por el tridente
de arriba ha sido magistralmente aprovechado por Córdova, quien no suponía el
peligro que hoy genera.
A los inicios del fútbol no había
televisión y los técnicos buscaban que el juego de su equipo fuese vistoso para
atraer más público a la grada y que esta sea feliz. Ahora la mentalidad es que
el grupo que se dirige sea feliz. En ese sentido Dudamel ha sido menos
populista: los vinotinto se han divertido en la cancha durante la fase de
grupos.
Ante Japón y Estados Unidos, cuando
la anarquía y el azar condicionaban el juego, llegaron los toque de autoridad por
parte de Yangel Herrera o Adalberto Peñaranda, referentes del equipo. Se trata
de un combinado que sueña en grande, sabe que el fin de la batalla se acerca. El futuro de una nación que empuja sus líneas hacia adelante contra
quienes pretenden reprimirlos, que se apoya en el liderazgo a la hora de
turbulencias. Son el orgullo de un país que suspira al verlos como ejemplo a
seguir.
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