Ads (728x90)

Gabriel González (@Gabochini)
La duda siempre está latente. Condición fija de cada entrenador. Aspecto de convivencia en su rutina. La pureza del pensamiento de cada director técnico se expone al distinguir la profundidad de sus dudas: ¿cambia la propuesta en función de un resultado que desea conseguir? ¿rompe con sus convicciones? ¿cómo matiza sus modificaciones de cara a ese partido importante? Por suerte, el juego nada esconde.

Jorge Almirón planteó un partido de mayor discreción para enfrentar a River Plate por la ida de las semifinales de la CONMEBOL Libertadores Bridgestone 2017: esperar las imprecisiones en los arrebatos "millonarios" y aprovechar los espacios a las espaldas de sus mediocampistas era la premisa, algo poco habitual comparado a lo que nos tiene acostumbrados Club Atlético Lanús.

Fatigar la salida y generación en un equipo (Lanús) donde el buen manejo del esférico es la base de todo, es dar el primer paso para entorpecer las intenciones del rival en cuestión. Así lo entendió Marcelo Gallardo, preparando un partido donde River debía empezar a incomodar sin la pelota para luego lastimar con ella. No hay dudas de que su plan funcionó. Vayamos al contenido para mostrar cómo el River de Gallardo le ganó al Lanús de Almirón y qué podría hacer el equipo de La Fortaleza para hacerle frente a un funcionamiento tan inteligente.

Los primeros minutos de juego ya desnudaban lo que veríamos durante casi todo el partido. River instalando muchos futbolistas en campo contrario sin/con pelota, tanto para presionar y empujar hacia su arco a Lanús, como para controlar el ritmo del partido y generar jugadas ofensivas en territorio ajeno.

Pero, ¿cómo River logró ser así de superior en el partido? ¿Por qué Lanús no mostró respuestas más importantes? Lo esclarecemos en algunos puntos tácticos del encuentro:

Presión alta
River salió al campo de juego del Monumental con su idea muy clara: presionar alto para no dejar jugar a Lanús. El génesis del juego "granate" siempre comienza por bajo en zona 1 (fase de inicio). Superioridad numérica desde atrás para armar e ir avanzando metros con pelota al pie. River, con tres delanteros (delantero centro más extremos) respaldados por tres mediocampistas (mediocentro más interiores), instaló su tropa de 'pressers' en campo contrario y desactivó las conexiones de Lanús. El trabajo de estos seis futbolistas, aunado al aporte desde línea defensiva para la presión (anticipaciones sobre -potenciales- receptores), resultó ser asfixiante para el equipo de Almirón, el cual logró forzar escasos contraataques al superar el bloque alto del equipo de Gallardo.


Uno de los recursos naturales del Lanús de Almirón para crear juego desde la primera zona es la intervención del portero (Esteban Andrada) como líbero. El guardameta se hace de la pelota e indica cómo/por dónde se trabajará la salida. Esta acción se utiliza para atraer marcas y establecer superioridad numérica desde atrás. River se encargó de mantener a sus delanteros bien cercanos al poseedor y de no ceder ventajas sobre los potenciales receptores. Andrada, al no conseguir opción de pase clara para avanzar, ejecuta un balón largo en busca de su delantero centro José Sand.


Alta línea defensiva
La presión alta modifica, casi por defecto, el posicionamiento global del equipo que la ejecuta. Y así debe darse para evitar la conversión a equipo largo. Se parte desde la presión alta como un bloque único y estructurado, por lo que la línea defensiva no puede permanecer muy separada de las líneas restantes. Ocupación racional del campo de juego. La alta ubicación de la línea defensiva rioplatense se notó durante el partido. ¿Objetivo? Someter la fabricación de jugadas por parte de Lanús. No permitir la parsimoniosa circulación de balón y alejarlos lo máximo posible del arco "millonario". Así lo lograron los futbolistas de Gallardo, mostrando en varias ocasiones una fiereza importante para anticipar desde sus centrales y laterales.


Recuperación tras pérdida en zonas altas
River se mostró como un equipo compacto a la hora de atacar y presionar; un punto fuerte fueron sus recuperaciones, las cuales resultaron altamente efectivas. Y claramente el contexto lo favorecía. La proximidad de los jugadores del "Muñeco" sobre los "granates" al momento de la pérdida favorecía el escenario para robar nuevamente la redonda, mayormente en campo contrario. La persecución se activaba inmediatamente que Lanús le despojaba la posesión a River.


¿Soluciones para Lanús?
No traicionarse. Si el conjunto de Jorge Almirón quiere concretar una épica remontada en La Fortaleza, lo más recomendable es apostar a su idea dominante, posicional, de ajustar para desajustar; proponer con la pelota. En su campo, el cuadro de vinotinto ha demostrado lo poderoso y difícil de controlar que puede llegar a ser. 

A espera de lo que podrá plantear River Plate, de cambiar de intérpretes para salir jugando bajo presión también pueden surgir efectos positivos. La eficacia para ser superiores desde atrás, controlar la pelota en espacios reducidos e ir superando metros con la esférica dominada será un aspecto clave si el conglomerado de Núñez decide mostrar intenciones similares a las expuestas en este trabajo.

La vuelta se juega en las próximas horas. Cinturones apretados, porque nos puede esperar una semifinal de alto calibre en materia futbolística.

Publicar un comentario