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Juan Manuel Navarrete (@JM_navarrete)
Funciones antes que posiciones. Esta es la lógica que el entrenador colombiano ha implementado en la Selección Mexicana y que tanto a medios como aficionados les ha costado entender porque rompe con el paradigma que gobierna la cultura del juego en nuestro país, donde cada jugador tiene una posición específica y rígida, la cual no puede ni debe abandonar.

Sin embargo, Osorio tiene otra visión del fútbol. Una donde este deporte es flexible, abierto y dinámico. Y para ello opta por decisiones y soluciones creativas, pero que parecen caóticas y que alteran el orden preestablecido del contexto mexicano. Unas donde los jugadores, principalmente, son los que gobiernan el cómo se va a jugar; ellos son los dueños, son los que dan o quitan matices al ya asentado Juego de Posición azteca. Sus características hablan por sí mismos y le ofrecen opciones al cuerpo técnico colombiano, quienes las interpretan y las operacionalizan a favor del equipo, del todo.

Una de estas decisiones caóticas y, a simple vista, aleatorias de Juan Carlos Osorio es ver a Carlos Salcedo como lateral derecho en una línea de cuatro. Un jugador que siempre ha sido defensa central y que estaba destinado a ocupar el carril interior sí o sí. Ya sea en línea de cuatro o de tres, pero ahora rompe con esta lógica y pasa al carril exterior sin cumplir las características de un lateral tradicional. Y más en un 4–3–3 tan ofensivo y agresivo como el de México.

Y es que Salcedo no es rápido en cuanto a desplazamiento espacial, no es ágil en duelos individuales, así que no puede generar desequilibrio, ni agitar como sí lo podría hacer Paul Aguilar o el mismo Miguel Layún. Inclusive, no es capaz de rellenar el carril como alguno de los anteriores -lo cual repercute en la continuidad del juego en campo contrario-. De hecho es todo lo contrario: es lento y prefiere la pausa para jugar; sin embargo, tiene otras virtudes: es alto, tiene fuerza y un competitivo pase interior. Características que definen su rol en la Selección Mexicana.

Osorio tiene la visión de un equipo como un organismo vivo. Es decir con capacidad evolutiva y de adaptación. Es por ello que dota de matices y soluciones específicas al equipo mexicano tanto con sus rotaciones como la inclusión de jugadores en puestos diferentes. Tomando esto en cuenta, así como el juego mexicano, el cual procura iniciar el juego con el balón al césped y creando superioridades numéricas y posicionales para progresar a campo contrario, es común que los rivales sometan al Tri bajo una presión alta. Tal y como lo hizo Chile en Copa América, Estados Unidos en Columbus o Bélgica en la anterior mini-gira europea.

Ante esto, Osorio ve a Salcedo como una solución para tener variantes en los primeros pases en caso de que el plan A no resulte como es salir en juego directo con él con un pase en diagonal hacia la banda, aprovechando además de su altura y fuerza para jugar por arriba, que el rival estará enfocado en presionar a México en el carril interior, donde se encuentran Andrés Guardado, el organizador y Héctor Herrera, el continuista del juego azteca, así como los centrales: Néstor Araujo y Héctor Moreno, ambos con un pie lleno de tensión e intención para iniciar la cadena de pases.

Dicho lo anterior, el jugador del Frankfurt tendrá tiempo y espacio para poder hacer una recepción, o bien, competir contra un jugador rival que defensivamente no tendrá tanto compromiso como puede ser un extremo o volante en caso de que el contrario presione en 4–4–2.
Además, su presencia en el carril derecho le facilita el golpeo a Guillermo Ochoa, quien es de perfil diestro. Es decir, es más cómodo para Memo perfilarse hacia su lado fuerte -derecho-, que orientarse hacia la dirección contraria. El golpeo requiere menos respuestas motoras.

Ahora, ¿por qué Diego Reyes o Néstor Araujo no tienen ese rol si tienen características similares? El primero porque Osorio lo tiene en mente como un mediocentro que pueda crear un triángulo defensivo con los centrales para defender juego directo y que pueda, en medida de lo posible, ayudar a sacar el balón limpio aunque no siempre es posible porque le cuesta girar y jugar de espaldas; mientras que el segundo se ha colocado como una referencia para iniciar los ataques mexicanos, gracias a su grandísimo pase interior, entre líneas. Quizás, Araujo, esté ahora mismo para emigrar a Europa y al mismo nivel o superior con balón que Héctor Moreno. 

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