Cortesía: Tenfield.com
Lo patotearon. Lo destruyeron como deporte,
como competencia, como la lucha leal y franca de futbolistas en procura de una
victoria, que de eso se trata.
Y aquí no está en juego, para algunos falsos
intérpretes de nuestros dichos, ni la nacionalidad de los exaltados, violentos
e irrespetuosos jugadores venezolanos, ni la amistad entrañable con el
pueblo y gobierno de Venezuela, al que todo nos une y nada nos separa.
De lo que se trata aquí, señores de la FIFA,
ustedes que son tan pulcros y justos – según sus decisiones del Fair Play, del
comportamiento disciplinario de los actores de un espectáculo, de tomar medidas
ejemplares con lo sucedido.
Este no fue un hecho más en el mundo de la
pelota.
Fue una agresión desmedida de muchachos, en
pelotón, a los gritos, insultos, empujones y demás actitudes agresivas, ante la
absurda pasividad, temor e inaudita inacción del señor Mancilla y sus
colaboradores, supuestos directores del lance.
Una embestida irracional por un gol de
Agustín Ale que validó, por dos veces y fue correctamente sancionado, hasta la
desrazonable anulación del mismo, sometido por el hostigamiento y más que eso,
de los enfurecidos futbolistas y por una supuesta orden impartida por el cuarto
árbitro o alguien más.
Incomprensible e inconcebible.
Un exceso que debe ser sancionado como
corresponde, no para modificar el resultado, que poco importa, lo que sí cabe
aguardar es que se respete la ley de la deportividad, esa que fue mancillada y
deshonrada en el campo.
Esa misma norma que tanto hincapié hace la
FIFA para que no se vulnere y anoche la hicieron jirones. La Conmebol estaba presente. Todos lo
vieron. La confusión del pésimo juez y lo medroso de su accionar, junto a sus
pares, hirió, gravemente, al custodiado Juego Limpio.
El comportamiento leal, sincero,
correcto y fraterno que tanto se busca en la FIFA con su programa de Fair Play,
lo deshonraron. lo ultrajaron, lo violaron.
Y no solamente golpearon arteramente al
fútbol. Le pegaron a traición al deporte todo.
Publicar un comentario