Se jugó al fútbol en Colonia, Alemania. Amistoso en el
que se enfrentaban las selecciones de Alemania y Estados Unidos. La selección
norteamericana venía de ganar en Holanda, un partido al que le dio vuelta en
los últimos minutos después de estar abajo por 2 goles. Mientras que Alemania
jugaba su primer partido de estas fechas FIFA. El combinado europeo que dirige
Löw, saltó a la cancha con un 4-4-1-1. Al frente se
encontraría con el seleccionado del entrenador, también alemán, Klinsman, quien
propondría en la cancha un sistema de 4-3-1-2. Ese jugador enganche sería el
capitán Michael Bradley, principal protagonista de la escuadra visitante.
Falencias en la defensa norteamericana.
El primer tiempo fue controlado totalmente por los
alemanes. El equipo local se encargó de ponerle el ritmo deseado al partido,
proponer en ataque e incluso anotar gol. Esta superioridad de los locales dejó
ver distintas cualidades y errores en Estados Unidos. Al momento de defender en su propia cancha,
la escuadra dirigida por Klinsman dejaba muchos espacios. Era muy fácil, para
el jugador alemán que tuviese la pelota, encontrar a algún compañero desmarcado
y con mucho espacio en zona de peligro.
También, los laterales defensivos cerraban muy poco y
llegaban tarde a la marca, lo que provocaba que apenas se efectuaran jugadas
desde las bandas hacia el centro del campo, un jugador alemán esperando en el
centro siempre estaría completamente desmarcado a la espalda del segundo
defensor central. Así llegó el primer gol por parte de Gotze. Chandler no llega
a una posición de ventaja defensiva, por lo cual Gotze recibe el balón
completamente solo y define.
Michael Bradley, el alma del equipo.
Rendimiento perfecto. Dos palabras que describen el
juego del número 4, en camiseta, del centrocampista estadounidense. Es
fundamental en todos los funcionamientos del equipo. Es el hombre que marca la
salida, el de la visión para los ataques e incluso uno de los más sacrificados
físicamente.
Salida con el “Main Man”.
Muy pocas veces se le veía a Estados Unidos salir
desde su cancha con un pelotazo largo como primera opción. El funcionamiento,
siempre consistía en dar vuelta a la esférica de banda a banda en la línea
defensiva hasta encontrar un espacio para que llegara el balón a Bradley. De
ahí, los volantes por las bandas se proyectaban, y la mayoría de veces eran los
receptores de un pase largo del centrocampista. También Bradley a veces optaba
por retroceder e ir a buscar el balón hasta el borde de su área grande para
salir jugando.
Y cuando se tornaba algo complicada la situación, él
la resolvía de la manera más simple.
La presión alta de Estados Unidos y el desgaste del
número 4.
Cuando Alemania intentaba salir con el balón en corto,
Estados Unidos ejercía una muy buena presión. El delantero más cercano al balón
iba a la marca y el otro marcaba los espacios. Bradley era siempre el primer volante
en llegar a cubrir un posible receptor alemán para impedir la buena salida con
el toque de pelota por parte del equipo local. Esto habla del gran desgaste del
capitán norteamericano, siempre es el primero en buscar el balón en su cancha y
el primero en ayudar a la línea de delantero a recuperarlo.
Estados Unidos poco a poco se va convirtiendo en un
grande del fútbol mundial. Esta quizás ha sido una de sus mejores semanas en lo
que a victorias sobre rivales de gran peso se refiere. Remontó y ganó 3-4 en
Holanda contra la naranja mecánica y remontó y ganó en Alemania 1-2 contra los
Campeones del Mundo. Lo que muestra el combinado estadounidense cada vez
impresiona más. Y gran parte de esto se debe a su jugador clave, el capitán,
Michael Bradley.
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