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Ayuda de voluntarios

Puede parecer extremo, pero eso es exactamente lo que sucedió en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008.

A pesar de la afirmación de que las casi siete millones de entradas se habían
vendido, los organizadores comenzaron a preocuparse por la cobertura televisiva que revelaba filas de asientos vacíos en algunos de los primeros eventos.

La solución fue apelar a voluntarios. Armados con bastones inflables y vestidos con brillantes camisetas amarillas, se les se animaba a aplaudir, cantar y animar a cualquiera que estuviese jugando.

"Se les pide apoyar a ambos equipos para crear un mejor ambiente, y si el dueño de la entrada aparece, que se levanten del asiento y se vayan", dijo durante los juegos Wang Wei, vicepresidente del Comité Organizador.

Laura Walkerden, especialista en marketing deportivo, explica que apelar a la ayuda de voluntarios puede funcionar en algún momento, pero que como estrategia a largo plazo debe ser evitada.

"Hay que examinar cada caso, identificar la audiencia potencial y luego decidir cuál es la mejor manera de llegar a ella", advierte.

Si los aficionados no vienen al estadio...

"Uno no puede asumir que se va a contar con espectadores sólo porque históricamente los haya habido" en cierto tipo de evento deportivo, advierte Walkerden, quien trabaja para la agencia londinense Fast Track.

Mover el deporte de su contexto habitual puede ser una buena idea.

"Hay que lograr un equilibrio entre la audiencia tradicional y el público nuevo" que se tiene que atraer.

Eso podría requerir el uso los medios sociales. Por ejemplo, las redes sociales es una forma barata y eficiente de promoción de un deporte, explica.

A la audiencia regular se le pueden ofrecer beneficios como la oportunidad de asistir a eventos especiales.

"Trasladar el deporte de su contexto cotidiano y llevarlo a la gente" es una buena idea, remarca.

Para promover el atletismo en el Reino Unido, Fast Track organizó una muestra salto con pértiga en una zona de los muelles del río Támesis para atraer a público no tradicional y ayudar a la gente a entender las habilidades requeridas por esa especialidad.

"Es muy bueno que el público obtenga una nueva perspectiva en el deporte", añade.

Ruido publicitario

Cuando el equipo de rugby de París se trasladó desde su sede con capacidad para 12.000 espectadores a un estadio de nueva construcción de 74.000 plazas tuvo que desplegar bastante iniciativa para captar audiencia, como explica Guillermo Bodet, profesor de marketing deportivo en la Universidad británica de Loughborough.

"Pueden incluir a bailarinas de can can antes del juego, un mini concierto en el medio tiempo y después terminar todo con un gran espectáculo de fuegos artificiales", manifiesta.

"En un caso, Darth Vader entró en el estadio -respaldado por la música de "La guerra de las galaxias"- para presentar el balón a los jugadores, en un intento de cambiar la imagen del rugby y hacerlo más atractivo a los jóvenes y las familias".

Sin embargo, Bodet añade que esta estrategia conlleva el riesgo de alienar el apoyo de los espectadores tradicionales, una queja a menudo emitida en contra del evento Cricket Twenty20.

Precio correcto

La clave del éxito es siempre ofrecer un precio acorde con lo que se ofrece, según Walkerden.

"Si un evento tiene un precio demasiado bajo, puede haber una percepción de que no se ofrece calidad", apunta.

"Hay que entender cuánto está dispuesta a pagar la gente pues, si no se venden las entradas, es difícil subir los precios".

Walkerden destaca también que un estadio repleto no siempre es esencial para crear una buena atmósfera.

"Si tienes una buena acción y grandes actuaciones individuales, un estadio medio lleno puede ser el doble de ruidoso que uno lleno de personas aburridas".
Regalar entradas puede devaluar un evento, pero admite que en eventos de bajo perfil, poner "traseros en las sillas" es importante, así que es ventajoso ofrecer, por ejemplo, billetes baratos a los niños.

Bodet pone como ejemplo a Francia, donde hay asientos para niños que cuestan unos US$7.

"En un sábado por la noche en París, ¿qué más se puede hacer por ese precio? No mucho".

Esa estrategia, reconoce, permite generar multitudes varias veces al año y disfrutar de ingresos adicionales.

El poder de la fama

No hay dudas de que las celebridades pueden ayudar a aumentar las ventas de entradas a los estadios.

El atletismo se ha visto potenciado por el éxito de Jessica Ennis, Idowu Phillips y por el del corredor de larga distancia Mo Farah.

Katy Perry en el Super Bowl 2015


Walkerden añade que la personalidad de Farah siempre le había granjeado el apoyo de los seguidores de ese deporte, pero que sus dos medallas de oro en el Campeonato de Europa lo acercó a millones más.

Sin embargo, advierte que, si bien los promotores deben aprovechar al máximo esos activos, hay peligros inherentes.

"Basar la campaña de marketing alrededor de los individuos puede ser peligroso en caso de que estos se lesionen o no puedan competir".

Espectadores de vinilo

Con asistencias bajas en torno a 4.000 espectadores, el equipo Triestina Calcio,
de la serie B del fútbol italiano, decidió darle a los espectadores cierta compañía en un estadio con capacidad para 32.454 espectadores.

Planchas gigantes de vinilo, con la imagen de espectadores virtuales, se utilizaron para llenar 10.000 asientos.

La idea de los espectadores falsos no fue del agrado de todos.

Un espectador calificó la medida como "deprimente" y añadió: "Es como si estuviéramos enviando el mensaje de que Trieste no tiene hinchas de carne y hueso; sólo recortes de cartón".

Artículo de BBC MUNDO


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