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Por @Mercadoescribe en El Dorado Magazine
Todo en la carrera de Éder Álvarez Balanta ha sucedido a velocidad relámpago. Debut en River Plate, consagración, convocatoria al Mundial de Brasil, racha de lesiones, devaluación, título de Copa Libertadores y fichaje por el FC Basel. Pim pom pam. En tan sólo 3 años como profesional, Balanta ha vivido lo que cualquier veterano. Sus meses en el quirófano y su ausencia en las selecciones juvenil y absoluta terminaron por marginarlo del radar. Pero no hay que perder la perspectiva: aún tiene 23 años, y aún sigue siendo uno de los grandes proyectos de defensor central colombiano.
Álvarez Balanta se abrió paso en el fútbol con la carta de presentación de Silvano Espíndola, un mítico cazador de talentos de la capital que osa haber descubierto, entre otros, a Radamel Falcao García. Ya desde muy temprano, a sus 20 años de edad, la fama tocó a su puerta cuando Ramón Díaz descubrió en él un talento bruto digno de River Plate.

“Balanta tiene cosas de Passarella”: Ramón Díaz
Su consagración fue tan inmediata como sensacional. Ramón Díaz no tardó en confesar su fascinación, y llegó a compararlo con Daniel Passarella. Seguramente no sólo se refería al hecho que fuera zurdo al igual que el Kaiser, pero también a que confluía en él el músculo y la lírica; la garra y la plasticidad; el overol y la corbata.
Apenas un año después de ponerse en boca de todos, Álvarez Balanta jugaría su primer Mundial, en Brasil, cuando todavía era un niño. Su prematura carrera no podía ir mejor. Mientras Mario Alberto Yepes anunciaba su retiro, Colombia suspiraba de alivio al ver a Balanta apuntando a lo alto. No hay duda que Balanta también es especial. Pero, a diferencia de Yepes, Balanta no vive en el área, sino lejos de ella.
Balanta llegó a River Plate en proceso de formación como centrocampista, cosa que se nota en su conducta como defensa central. Sus pulsaciones lo lanzan siempre a la medular, bien sea batallando balones aéreos o infiltrando jugadas. Balanta va al todo o nada y, por lo general, se sale con la suya. Su lectura y capacidad de anticipo son sobresalientes. Reacciona con inmediatez, se lanza sobre su presa y corta la acción categóricamente.
Su juego pide que cuiden su espalda
Por eso prefiere el campo abierto, donde exhibe su velocidad mental y corpulencia, que el espacio reducido, donde ha de moderarse. Y así como su anticipo es quirúrgico, puede convertirse en un dolor de cabeza si su equipo no toma las precauciones del caso. No deja de ser un indicio que Balanta es un central a corregir, más que un central-corrector. No corrige, sino que lo corrigen a él. En este sentido, su perfil agudiza el vacío que dejó Mario Alberto Yepes.
Con el balón a sus pies, Álvarez Balanta deja más certezas que dudas. Su zurda es impoluta y precisa. Éder lo sabe, y no desaprovecha oportunidad para pedir el balón abierto en la banda y asegurar los primeros pases del equipo. Eso sí, aunque encuentra cualquier excusa para lanzarse al ataque, sus conducciones no son las más limpias. Si lo presionan y no tiene líneas de pase, se le complica el panorama.
Las lesiones mancharon su paso por River
Lo cierto es que ese fascinante temple que oscila entre elegante y aguerrido no fue suficiente para sellar un paso unánime por River Plate. Un sinfín de lesiones (11 en total entre 2013 y 2016) lo mantuvieron más tiempo en el quirófano que en la cancha del Monumental. Su fragilidad y falta de continuidad lo terminaron marginando del proceso de selección Colombia.
A pesar de vivir toda suerte de eventualidades, que el FC Basel se haya fijado en él no es poca cosa, y dice mucho del potencial que atesora. El club suizo acumula décadas basando su modelo de gestión en una red de ojeadores impecables que sacan provecho de los mercados emergentes. A Balanta lo esperan en Suiza. Colombia lo espera. El fútbol lo espera.

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