Víctor Grao (@VictorGrao) Las primeras páginas del
libro de Luciano Wernicke, “Historias insólitas de los mundiales”, cita la
frase “por primera vez” en miles de oportunidades. El primer gol, el primer
lesionado, el primer campeón, etc.
Si Wernicke escribiera un
libro sobre el fútbol venezolano esa frase aparecería en miles de ocasiones en
esta edición de la Copa Sudamericana. “El primer equipo que trasciende dos
veces de fase”, “El primer equipo que marca cuatro goles en un mismo partido”,
y todos en referencia del Deportivo La Guaira.
Para los octavos de final,
le tocaba enfrentar a San Lorenzo de Almagro. Un recinto imponente, como lo es
el Pedro Bidegain acogió la ida que se dividió en dos mitades de propuestas, la
primera para el local y la segunda para el visitante.
En la primera parte, San
Lorenzo fue superior en todo el aspecto de la palabra. Blandi, Blanco,
Belluschi y Ortigoza hacían estragos la defensa guairista, pero se dio un
evento poco notorio, pero indispensable para la vuelta: la marca de Figuera
sobre Ortigoza y la tarjeta amarilla que recibió.
Arquímedes Figuera sacó
del partido mentalmente a Néstor Ortigoza. El pressing alto, sumado a un
intercambio de palabras lo destacó Eduardo Saragó en el post partido: “El hecho
que haya salido Ortigoza fue gracias a Arquímedes. No solo lo hizo molestar, no
solo lo pudieron haber echado, sino que lo molestó y le fue fuerte. El partido
se controla gracias al juego de Arquímedes”.
Ortigoza salió en el
inicio del segundo tiempo por Tino Costa.
Pero no fue el único
cambio realizado por Eduardo Saragó. El estratega venezolano, para hacer notar
las diferencias, estableció patrones de juego diferentes al empleado en la
primera mitad. Para no explicarlos en palabras de este escritor, dejemos que el
técnico de La Guaira lo exprese en su habla. ((Importante ver el video))
El combinado naranja cambio su forma de juego para la segunda parte, cortando circuitos y aprovechando el factor viento, sí, viento, que sopló fuertemente y en la mayor parte del tiempo a favor del cuadro venezolano. El 2-1 final deja la llave abierta y todo se definirá en Cabudare.
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